os datos de empleo correspondientes a noviembre facilitados por el Ministerio de Trabajo confirman que el mercado laboral sigue absolutamente condicionado por la pandemia y se halla todavía en un periodo de adaptación a los efectos de la misma y con crecientes sombras conforme avanza este complicado 2020. En Navarra, los datos del empleo en noviembre han sido malos y apuntan una evolución negativa en casi todos sus aspectos. Es cierto, en todo caso, que la tasa de paro de Navarra, según las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) sigue siendo la más baja del Estado. Y que el volumen total de destrucción de puestos de trabajo en la Comunidad Foral es de apenas 2.000 empleos en uno de los años más complicados, mediatizada la economía y el trabajo por los efectos de la crisis sanitaria del coronavirus. Pero, al mismo tiempo, no se pueden dejar de evaluar indicativos preocupantes: los ERTE se han disparado en el mes de noviembre y la pérdida de puestos de trabajo también en un sector como la hostelería, al que este segundo cierre le ha llevado por delante 1.000 de los 1.800 empleos que han perdido en lo que va de año. Ahora bien, que Navarra aún mantenga una tasa de paro baja y con un comportamientos más acorde con las economías europeas no oculta tampoco que dicho proceso de adaptación presenta claroscuros. La dinámica laboral aún está bajo los efectos del dopaje de los ERTE que con ayudas públicas permiten mantener las cifras de paro por debajo del 10% -la industria aguanta todavía y ha crecido el empleo público en sanidad y educación-, y conseguir también que la recaudación por IRPF no haya bajado en la Hacienda Foral. Datos que permiten equilibrar el balance de las malas cifras del desempleo en noviembre, pero que también resaltan que el paro estructural, tras dos crisis socioeconómicas consecutivas, difícilmente podrá bajar del 8% a medio plazo. No se trata, en todo caso, de algo inesperado sino de una consecuencia lógica de las restricciones de la actividad que se refleja además en toda la Unión Europea y especialmente en el Estado, donde el paro ha seguido aumentando durante los últimos dos meses y es, con Grecia, el estado miembro con tasa de paro más elevada, ambos por encima del 16%. La realidad, por tanto, es que el empleo se halla en Navarra a medio camino entre la situación precovid-19 y las consecuencias derivadas de la pandemia en el mercado laboral.