a estrategia de máxima crispación y desestabilización que, a imitación de las políticas, actitudes y métodos de la ultraderecha incluido el uso de la mentira, están llevando a cabo el Partido Popular en el Estado español y UPN y Navarra Suma en la Comunidad Foral, además de ser antidemocráticas, tienen el riesgo de llevar a la confrontación y al enfrentamiento social. Acontecimientos vividos la pasada semana como el violento asalto al ayuntamiento de Lorca por parte de un grupo de ganaderos presuntamente instigados por miembros del PP y Vox, pero en cualquier caso imbuidos de ese espíritu de crispación que utiliza la derecha, o el bochornoso espectáculo de la votación de la reforma laboral en el Congreso y sus consecuencias en la política navarra, sobre todo en UPN, apuntan a que el clima incendiario se le está yendo de las manos a quienes han hecho de la desestabilización y la bronca su única estrategia. Una atmósfera irrespirable frente a la que Navarra, que ya ha sufrido la política de enfrentamiento y frentismos en tiempos pasados, debe blindarse en la misma línea de estabilidad y normalización social que inició en 2015 y hasta ahora ha sido una seña de identidad también del actual Gobierno foral. La manera en la que el Gobierno de coalición, en especial el PSOE, ha gestionado las negociaciones para la validación de la reforma laboral apostando por apoyarse en Ciudadanos y en una raquítica mayoría alternativa a la de investidura con el fiasco de UPN como patético ejemplo del fracaso, unida a sus continuos incumplimientos de los compromisos adquiridos con las transferencias pactadas con Navarra, han abierto también heridas. No parece, pese a ello, que vayan a resentirse, más allá de la desconfianza generada por la tormenta del pacto secreto entre PSOE y UPN, las relaciones entre las formaciones que sostienen y apoyan en el Parlamento al Gobierno de Chivite. Una vez revelado el documento del acuerdo, su contenido se ha mostrado de una intrascendencia política y social para los intereses de Navarra que solo sirve para justificar la fractura interna que ha desatado en las derechas navarras y el malestar fundado de los socios de Chivite en el Gobierno por la inútil resistencia a trasladar a la opinión pública el burdo contenido firmado en Madrid entre el PSOE y Esparza. Aún así, la amenaza de cierta inestabilidad es obvia. María Chivite debe aclarar el futuro de sus acuerdos y blindar su Gabinete de otras injerencias.