ace más de dos años ya que el Parlamento Europeo aprobó a situación de “emergencia sanitaria” en el Planeta Tierra. Desde entonces, se ha sucedido las cumbres sobre el clima de Madrid, una cumbre internacional convocada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebrada de forma virtual debido a la pandemia de covid-19 con la participación de más de 40 presidentes y primeros ministros de todo el mundo así como de líderes de sectores económicos y medioambientales, y el pasado mes de noviembre la Cumbre del Glasgow. En todas ellas, ha habido importantes compromisos que han asumido decenas de países de todo el mundo, sin embargo los avances para detener el deterioro ambiental de la Tierra son mucho más lentos que los efectos reales del cambio climático. De hecho, el último Informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU que se hizo público ayer advierte de un empeoramiento constante y creciente de los efectos del cambio climático e insiste en que la acción inducida por el hombre está causando “alteraciones peligrosas y generalizadas en la naturaleza” que están afectando la vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Aproximadamente, entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en zonas del planeta vulnerables al cambio climático y más de medio planeta sufre sus consecuencias más devastadoras. El documento es la segunda parte del Sexto Informe de Evaluación de la ONU, fruto de un trabajo de siete años con la participación de cientos de científicos de diversas especialidades cuyo relato insiste en que el mundo “se enfrenta a múltiples e inevitables riesgos en las dos próximas décadas” que pondrán en riesgo la vida de cientos de millones de seres humanos. La realidad es que se suceden las cumbre, informes y advertencias científicas, pero los datos apuntan cada vez a un futuro medioambiental, y por tanto de vida, peor en la Tierra. Se enumeran medidas para cambiar el modelo económico basados en el crecimiento y la acumulación de capitales, un paso imprescindible para frenar el cambio climático y se habla de economía circular, soberanía alimentaria, energías renovables o medidas contra la deforestación del planeta. Pero todas ellas tienen adversarios con una capacidad de oposición e influencia dura y poderosa. La ONU afirmó que fallar en la batalla contra el cambio climático es una “sentencia de muerte”. Y si nadie lo remedia de verdad, antes que después será así.