l recrudecimiento de la brutal ofensiva militar rusa contra Ucrania, con duros ataques y bombardeos que están causando decenas de bajas en la población civil, y su último cerco sobre la capital Kiev son radicalmente contradictorios con el inicio de las negociaciones tendentes a detener la guerra. Esta feroz arremetida ordenada por Vladímir Putin parece un desesperado intento de ganar en el terreno militar -donde las fuerzas invasoras son abrumadoramente superiores- los objetivos que Rusia está perdiendo de manera estrepitosa -y posiblemente sorpresiva para el propio Putin- en todas las esferas del ámbito internacional. El mundo ha decidido aislar a Rusia. Las potencias internacionales, las empresas de todo tipo, el deporte y la ciudadanía de los diferentes países están transmitiendo a Putin, desde sus respectivos campos y posibilidades, su rechazo total a la ilegal invasión de Ucrania, su plena solidaridad con la población del país agredido y su negativa a colaborar siquiera mínimamente con la guerra y con quien la ha provocado. Como resultado, ya desde el inicio del ataque se ha sucedido un rosario de sanciones, vetos y boicots a Rusia. Ha sorprendido, en especial, la inédita actitud de la Unión Europea que, de modo unánime, ha aprobado duras medidas para aislar económicamente a Putin y a otros dirigentes y oligarcas rusos, uniéndose a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y otros países occidentales, a los que se han sumado también Japón y Corea del Sur. El aislamiento del Banco Central Ruso, la inmovilización de activos rusos en todo el mundo y la desconexión de parte de las entidades de ese país del sistema Swift están causando un evidente daño al sistema financiero, al rublo y, en consecuencia, a la economía rusa. Asimismo, está siendo significativa la conducta de numerosas empresas punteras en sus campos, desde Mastercard y Visa a las petroleras Shell o BP, pasando por navieras, compañías de cruceros, fabricantes de vehículos, firmas de alimentación y grandes tecnológicas como Google, Twitter, Facebook y Apple. El objetivo de estas medidas es frenar la guerra. Putin está, en la práctica, solo y aislado aunque mantiene un gran potencial militar y parece dispuesto a utilizarlo. Las sanciones no son un castigo, sino un llamamiento a que Rusia se retire inmediatamente de Ucrania y acepte la utilización únicamente de la vía del diálogo.