n misil ruso impactó ayer en la mayor central de Ucrania y una de las más grandes de Europa en una muestra más de la barbarie de la que es capaz Putin en su escalada bélica. El Organismo Internacional de Energía Atómica confirmaba ayer que no hubo que lamentar fuga radioactiva y que los sistemas de seguridad de los seis reactores de la central no se vieron afectados. Recordaba además que todavía quedan en Ucrania otras tres centrales, con otros nueve reactores, por lo que hacía un llamamiento para lograr un acuerdo que permita sacar las centrales del frente de batalla. Ucrania y la comunidad internacional confían en que el Ejército ruso permita que los profesionales que gestionan la central nuclear puedan seguir trabajando con todas las garantías de seguridad. También la ONG Greenpeace advertía ayer que si bien es “poco probable” que la planta sea un objetivo deliberado, “dado que la liberación nuclear podría contaminar gravemente a los países vecinos, incluida Rusia”, sí pueden producirse accidentes que dañen no solo el reactor, sino también los sistemas de apoyo de la central. El control de los reactores tras un ataque que ayer Putin atribuía a “saboteadores ucranianos” también genera incertidumbre sobre la continuidad del suministro eléctrico en el país. Actualmente, más de la mitad de la electricidad de este país procede de la energía nuclear. De los 15 reactores que hay en Ucrania, seis están en la central tomada de Zaporiyia, que abastece a un 20% de las necesidades energéticas del país. Ucrania ya se ha desenchufado de la red eléctrica rusa pero aún no ha conseguido conectarse a la europea. E impedir el acceso a la electricidad está siendo una táctica común por parte del Kremlin. Un ataque que ha avivado a su vez el fantasma de Chérnobil, central en desuso que fue controlada durante los primeros días de la invasión. En dicha central, controlada por la Unión Soviética, tuvo lugar en 1986 el peor desastre nuclear de la historia. El accidente dejó la región de Prípiat - entre Ucrania y Bielorrusia- en una zona de exclusión, debido al alto nivel de radiación que todavía hoy, casi cuarenta años después, permanece en el ambiente. Cualquier accidente nuclear hoy sería un drama para la propia población rusa. En forma de reactores o de misiles Putin amenaza con tener sus “fuerzas nucleares en alerta especial de combate”. Y sabe que si utiliza su arsenal nuclear, Moscú sería bombardeada a cambio. ¿Existen razones para temer que Moscú sumerja al mundo en una guerra atómica? Esperemos que no pero nunca el mundo ha estado tan cerca del horror .