l presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, comparó ayer la guerra que está sufriendo Ucrania con el bombardeo de Gernika durante la Guerra Civil en su intervención ante el Congreso de los Diputados para recabar una mayor implicación de Occidente. También los habitantes de la villa vasca tuvieron que esconderse en sótanos como hacen ahora los ucranianos tras ser bombardeada por los aviones de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana. El ataque de la aviación nazi destruyó por completo la ciudad. El objetivo, más allá del militar (el puente y la fábrica de armas) era sembrar el terror. Se lanzaron bombas y simultáneamente ametrallaron a las personas que se encontraban en las calles y los alrededores. Gernika, símbolo de los fueros y de la identidad vasca, fue el primer ataque aéreo indiscriminado contra una ciudad indefensa y su población civil. Y ha sido considerado en los anales de la historia como el primer ensayo de guerra total: primera población urbana de Europa destruida sistemáticamente. También el preámbulo de futuras tragedias que culminaron en la destrucción de Pforzheim, Dresden e Hiroshima. Llegarían más, en Siria o Afganistan. Y ahora en Ucrania. Zelenski apelaba ayer a la historia en defensa de la libertad y para reflejar la impotencia que sufre la población tras 41 días de ofensiva. Ataques rusos que no se han limitado a objetivos táctico. Ha habido bombardeos a hospitales, a centros comerciales y contra la población civil. Las guerras tienen sus propias normas, recogidas en las Convenciones de Ginebra y otros acuerdos internacionales, de tal modo que los civiles no pueden ser atacados y tampoco las infraestructuras que son vitales para su supervivencia. Del mismo modo que hay armas que están prohibidas. Ninguna de estas reglas parece estar siendo respetadaen esta guerra. Ahí están masacres como Bucha, ejecuciones sumarias y otros graves abusos por parte de las fuerzas rusas contrastadas por organismos independientes como Human Rights Watch. En Mariúpol la población vive sin agua, sin comida y sin medicamentos, y los muertos son enterrados en sus propios patios, dijo ayer Zelenski que llevó ayer su denuncia por crímenes de guerra al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. No parece una tarea sencilla. Aunque la Corte Penal Internacional (CPI) llegara a investigar las masacres que el ejército ruso no es fácil probar quién dio las órdenes. Y Putin tendría que salir de Rusia para ser detenido. El horror de las guerras genera mucha impotencia. Más si cabe en pleno siglo XXI.