Poco tiempo ha necesitado Rusia para proceder al cierre indefinido del gasoducto Nord Stream que suministra gas a Europa, en una decisión que no se sostiene en los supuestos problemas técnicos que aduce la compañía estatal Gazprom y que se sospecha que pueda convertirse en el temido corte definitivo del flujo de combustible al continente. La Comisión Europea, directamente implicada, calificó los argumentos de Rusia como “pretextos falaces”. Las explicaciones aportadas ayer por la empresa energética alemana Siemens Energy, fabricante de las turbinas de la estación compresora de Nord Stream, en las que desmiente que una fuga de aceite –un incidente relativamente habitual– como la que ha justificado el cierre por parte del Kremlin no constituye una razón real para suspender el suministro arrojan luz sobre las verdaderas causas de la decisión. La resolución, adoptada pocas horas después de que tanto el G-7 como la Comisión Europea acordasen imponer un precio máximo al petróleo ruso y amagasen con extenderlo al gas, tiene todas las trazas de tratarse de una nueva venganza de Vladímir Putin. Rusia ha ido reduciendo significativamente el suministro de gas, llegando a interrumpirlo por presuntas labores de mantenimiento desde el 31 de agosto. El corte “indefinido” en la distribución, aunque esperado, sume a Europa en la incertidumbre por cuanto puede anticipar el otoño e invierno complicados que auguran todos los expertos. La decisión de Moscú no deja de ser una nueva utilización del gas como arma de guerra por parte de Putin como castigo por el apoyo europeo a Ucrania y las sanciones a Rusia. Era un hecho esperado por previsible, que coge a la UE y los estados miembros sumidos en la búsqueda de soluciones y redactando planes de contingencia, pero sin apenas medidas en práctica. El anuncio de que Europa realizará una “intervención de emergencia” para frenar la desenfrenada escalada de precios que amenaza con generar una grave crisis económica está aún lejos de materializarse. Los ministros de Energía se reunirán el próximo día 9 para acordar respuestas y aún no está claro siquiera la alternativa del gasoducto entre la península ibérica y Francia. La “tormenta” se acerca amenazante y urgen medidas que garanticen un suministro suficiente para hogares y empresas e intervenciones quirúrgicas en el mercado para abaratar los precios.