Es curioso a la par que revelador cómo escuece a la prensa de orden que se conmemore la destrucción de Gernika por las bombas fascistas. Y lo que les faltaba a ciertos columneros diestros para hacerles hiperventilar era que por primera vez el ministro de un gobierno español participara en los actos de recuerdo.

"Se fue a Guernica Bolaños a hacerle el corrococo al lendakari en el aniversario del bombardeo"

Álvaro Martínez (ABC)

Ahora Cabra, Bolaños, a Cabra”, se desgañita Álvaro Martínez en ABC, histórica cabecera que, por cierto, pagó a tocateja el avión que trasladó a Franco de Canarias a Marruecos para empezar la sublevación. El texto rezuma bilis: “Se fue a Guernica Bolaños a hacerle el corrococo al lendakari en el aniversario del bombardeo, no sea que con los arrumacos a Otegi no le valga a Sánchez tras las elecciones, y allí aportó junto al roble una de las sandeces más sobresalientes que se recuerdan al proclamarse «representante del legítimo Gobierno de la II República». Como se ponga el sanchismo a estirar representaciones 'legítimas' se planta en Lepanto con Cervantes o dando la vuelta al mundo en barco con Elcano, canturreando incluso, y si se tercia, lo de «soplen serenas las brisas y ruja amenazas la ola, mi gallardía española se corona de sonrisas». Dan risa, sí”.

También el ínclito Alfonso Ussía, que ayer glosaba a Franco en El Debate como el gran constructor de vivienda social del siglo pasado, reclama a Bolaños un viaje a Cabra… y otro a la nueva tumba del mártir José Antonio Primo de Rivera: “Creo que, en representación del Gobierno de la República de 1936, el botarate de Bolaños haría lo correcto si depositara en el cementerio de San Isidro, que lo tiene más a mano que Guernica, una corona de flores solicitando en nombre de su partido el perdón del vilmente asesinado”.

"El guerracivilismo de este Gobierno lo puso de manifiesto una vez más el pasado miércoles el ministro de la Presidencia acudiendo a Guernica"

Ramón Pérez-Maura (El Debate)

Dos columnas más a la derecha (ejem), Ramón Pérez-Maura echa las muelas por idéntico motivo: “El guerracivilismo de este Gobierno lo puso de manifiesto una vez más el pasado miércoles el ministro de la Presidencia acudiendo a Guernica a la conmemoración del bombardeo de la localidad durante la Guerra Civil. Tampoco es que el 86 aniversario sea una cifra muy redonda. Pero eso da igual. Hay que hablar de la guerra a todas horas”.

Sin mentar la visita de Bolaños a la villa foral, Miquel Giménez carga también en Vozpópuli contra el objeto de sus obsesiones: “La cacareada y sectaria Ley de Memoria Histórica sufre una amnesia parcial de proporciones colosales. Si abren una zanja y encuentran cadáveres asesinados por el bando nacional hay que difundirlo y publicitarlo hasta el agotamiento. Lo siguiente es culpar a todo lo que no sea izquierda o separatismo, los únicos buenos en esta película de terror que inició Zapatero y Sánchez está llevando hasta sus últimas consecuencias”.

Memoria aparte, poco más que rascar. El gran rasgado de vestiduras del día es por la aprobación de vivienda, que a ABC le da para aventar una curiosa teoría sobre el voto en contra del PNV: “Es posible, también, que los nacionalistas vascos estén ensayando una nueva posición, dada la natural juntura que parece consolidarse entre el PSOE y EH Bildu. Esa alianza, que puede rendir alguna utilidad para los nacionalistas en la Carrera de San Jerónimo, podría acabar teniendo una traducción imprevisible en el País Vasco. La buena interlocución entre los de Otegi y los socialistas no sólo es una anomalía inédita en nuestra democracia, sino que, además, establece unos lazos que pueden resultar inquietantes para los intereses del PNV”.

"El programa base de Yolanda Díaz es, en resumen, un ejemplo de totalitarismo en el sentido más literal del término"

Pedro J. Ramírez (El Español)

Les termino con el gran desengaño de Pedro J. Ramírez respecto a Yolanda Díaz. Hace un par de semanas, cantaba las excelencias de la opereción y auguraba a la vicepresidenta un éxito total. Ahora, el director de El Español ha leído el programa y dice haber descubierto que es comunismo puro: “El programa base de Yolanda Díaz es, en resumen, un ejemplo de totalitarismo en el sentido más literal del término, puesto que no deja apenas espacio al libre albedrío de los ciudadanos y aspira a dirigir sus vidas hasta en el más nimio de los detalles. También supedita toda la riqueza nacional a los "objetivos sociales" del Estado, eleva la fiscalidad hasta niveles confiscatorios, desincentiva por completo el emprendimiento, la inversión y el trabajo, y, en resumen, aspira a una sociedad utópica de la que el ciudadano es sólo un elemento desechable y cuya libertad se supedita al interés general”.