La noticia de la contracción de la economía alemana ha sido el penúltimo mal augurio sobre lo que será el devenir en pocos meses. Ciertamente, se han disparado las alarmas. Pero como si nada. A ello se suma la guerra comercial EEUU/China. Y en lo que nos afecta de cerca, la ralentización de nuestro crecimiento, la caída en la venta de pisos y coches o el escaso impacto y contratación en la campaña de verano. Se está formando la tormenta perfecta. Y el PSOE -y su líder-, acaban de volver de vacaciones al sol. Parece que nadie en Ferraz ha aprendido nada de lo padecido desde 2008.