¿A qué suenan los Sanfermines? Es una pregunta fácil y creo que más de uno y una daríamos la misma respuesta. La banda sonora de las fiestas de Iruña pasa necesariamente por La Pamplonesa, por su Riau Riau en tiempos y sus dianas siempre. Los Sanfermines son a La Pamplonesa lo que la afición a Osasuna, difícil se entiende la una sin el otro. En los mejores momentos de la fiesta suena la banda y en los mejores partidos de los rojillos, incluso en los peores, siempre suenan las gradas. Por eso es una sensación extraña esta de tener que elegir entre el deporte o la música, entre Osasuna o la Pamplonesa, entre los Sanfermines y el club rojillo, en definitiva, a la hora de votar quien de los dos se queda con el honor de lanzar el Chupinazo. Son dos pasiones difíciles de dejar de lado en este momento en el que ambas instituciones viven un año histórico. Un año de triunfos y de efemérides. Pero sin desmerecer méritos, creo que el balcón el día 6 de julio es lugar para la banda, se lo merecen; tiene que ser su momento para hacer historia después de una gran temporada, igual que el pasado sábado lo hacía Sabalza con todos los logros de Osasuna. Quizás solo faltó unir esas dos pasiones en una misma celebrando la copa y el ascenso al son del Vals de Astrain, cediendo el terreno de juego a la Pamplonesa en un gesto que ese, sí que sí, habría sido histórico.