Y ahí siguen con el mismo rollo. Si ellos insisten, yo también. Navarra les vale lo mismo para una cosa que para otra. Se falsea el nombre de Navarra como arma arrojadiza entre los partidos en Madrid. Lo mismo viene Casado a Pamplona y, tras reunirse con Esparza, echa mano de Navarra para tratar de justificar sus pactos -algunos aún secretos- con la ultraderecha de Vox que salta Arrimadas al ruedo mediático y airea el ventilador de la porquería sobre la imagen de Navarra para argumentar el rechazo de Ciudadanos a abstenerse en la investidura de Sánchez y de paso arremeter contra los compañeros que han abandonado estos días la dirección nacional con fuertes críticas a Rivera. A estas perlas políticas hay que sumarle todo tipo de escritos y columnas que pontifican sobre la realidad de Navarra describiendo un lugar que nada tiene que ver con Navarra. Más bien parecen referirse a algún lejano planeta de otro universo que a esta tierra. Con Navarra se ha abierto una veda infame en la que vale todo menos la propia voluntad democrática de los navarros y navarras. Que todo sea un inmenso saco de mentiras -y un alarde bochornoso de ignorancia de sus protagonistas- no parece importarle a nadie en Madrid. Incluso Ábalos se escuda en Navarra para defenderse de las críticas de PP y Ciudadanos y alega ahora que Maya es alcalde de Iruña porque el PSOE así lo ha querido. En este caso no es mentira y dudo que nadie en Pamplona y en Navarra tuviera alguna duda sobre esa afirmación. Pero es cierto que deja en peor lugar de lo que ya había quedado a su compañera Esporrín, quien, pese a la evidencia de los hechos, seguía insistiendo en responsabilizar a EH Bildu y a Geroa Bai de que Maya fuera alcalde por no haberle votado a ella. Lo peor es que no parece que está tormenta permanente que pende un día sí y otro también sobre Navarra vaya a despejar en pocos días, pese a que la repetición de la estrategia acaba haciéndola tan monótona que su efectividad para el logro de los objetivos que se persiguen sea cada vez menor. Entre el hartazgo y la pereza, a la espera de que la política navarra sea capaz de seguir a lo suyo en la búsqueda del interés general de la Navarra real. Veremos.