e cumplen 40 años de la desaparición forzada en un acto de guerra sucia del joven Joxe Miguel Etxeberria Álvarez, Naparra. Militante de los Comandos Autónomos Anticapitalistas, las últimas pistas de su vida son su vehículo abandonado en Ziburu y una llamada reivindicando la desaparición en nombre del denominado Batallón Vasco Español, vinculado a grupos parapoliciales y a la guerra sucia de los aparatos del Estado. 40 años después, el cuerpo de Joxe Miguel Etxeberria sigue desaparecido. Una larga travesía del desierto para su familia -sus padres ya han fallecido sin poder recuperar el cadáver de su hijo-, sin resultado alguno hasta ahora. En 2017, un nuevo testimonio situó los restos de Etxeberria en Las Landas. Hasta allí se trasladó su familia y una comitiva judicial francesa, pero los restos no aparecieron en las excavaciones. Una nueva decepción. Pero la búsqueda sigue. Además de seguir esperando una nueva excavación en otro lugar posible de Las Landas, el caso ha llegado hasta el Grupo de Trabajo de Desapariciones Forzadas de la ONU, al que la familia de Etxeberria expuso los hechos y el trabajo realizado en estas cuatro décadas. Y ahora, Iñaki Alforja e Iban Toledo dirigen Historia de un volante, un largometraje documental sobre la desaparición de José Miguel Etxeberria en 1980 y sobre la incesante búsqueda de su familia para mantener viva su memoria. Es en estos casos cuando los estamentos señalados como presuntos responsables deberían llevar a cabo las investigaciones necesarias para la localización del desaparecido y para que se conozcan las circunstancias de su desaparición. Para empezar, hacer pública la documentación oficial clasificada. La Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas entró en vigor en 2010 y su objetivo es evitar las desapariciones forzadas, descubrir la verdad cuando ocurren y garantizar que las víctimas o los supervivientes y las familias de las víctimas obtienen justicia y reparación. El caso de Naparra no es único. Hay otros seis casos, además del de Etxeberria, vinculados a la violencia de los últimos 55 años en este país y tienen entre los presuntos responsables de las desapariciones a protagonistas diferentes, desde ETA a los grupos de ultraderecha o la guerra sucia impulsada por el Estado. Sin olvidar que en Navarra, más de 3.200 personas fueron asesinadas en pocos meses tras el golpe militar de 1936 contra la República y sus cuerpos ocultados en fosas comunes y cunetas en una operación de exterminio humano de civiles perfectamente planificada y organizada. Más de 1.000 de ellos siguen desaparecidos. La desaparición forzada está considerada como un crimen contra la humanidad que no prescribe .