alud Pública no ve inconveniente en que los bares dispongan de prensa para la clientela". Con este encabezamiento en la nota remitida el pasado viernes por el Gobierno foral cualquiera podría pensar que los periódicos suponen un riesgo para la integridad de las personas, con perjuicios no solo sanitarios sino intelectuales. Estoy exagerando, pero como está demostrando que el elevado volumen de información que circula por las redes provoca que la primera lectura no vaya más allá del primer párrafo, el titular consigue el efecto contrario: ¡ojo al coger el periódico! Y era lo que nos faltaba en una época en la que el papel trata de sobrevivir, no solo por los efectos causados por la pandemia (reducción de paginación, caída de la publicidad, teletrabajo, información casi monotemática€), también porque bares, cafés y bibliotecas estaban clausurados y el lector habitual en esos espacios ha desaparecido de la escena y ha dejado de contabilizar en los estudios posteriores de audiencia. La pescadilla que se muerde la cola. Entiendo todo tipo de prevenciones, pero recuerdo que la nota subraya que los periódicos "son elementos poco favorecedores de la transmisión". Así que sigan consumiendo prensa escrita porque no contagia; lo que no puedo garantizarles es que, en alguna ocasión, el contenido perjudique a la salud...