Pasó el 14 de julio. Necesitábamos que llegara esa fecha para cerrar capítulo, para dar por definitivamente superadas las no fiestas. La ciudad se prepara ya para el próximo 6 de julio de 2021. ¿O no? La incertidumbre ya no tiene fecha. La que marcó el 14 de marzo con el inicio de la pandemia se fue prorrogando en diferentes periodos de confinamiento, desescaladas y nuevas escaladas. El maldito virus nos rompió el sentido del tiempo. Y los brotes asustan. Respeto no miedo, dicen los expertos sanitarios. Pero la gente piensa: un almuerzo y mira lo que ha pasado... Una comida y, claro, ahora... Hasta el extremo que los pocos pañuelos que se han visto por las calles estos días los traían los pocos visitantes de fuera. Como si la actitud festiva ofendiera.

Pensar en el próximo año, en el próximo verano, es casi una eternidad. Cómo viviremos estas vacaciones en el camping, la casa rural, en la playa, en el monte, en el pueblo... sin demasiados roces. Con mascarilla. Cómo será el otoño, cuando llegará la vacuna... ¿Cuantos virus letales nos acechan? ¿Serán los próximos Sanfermines como antes? ¿Nos moveremos entre cuadrillas con la misma entrega? ¿Llegarán turistas a saco a vivir la fiesta en la calle? ¿Los pueblos recuperarán sus verbenas? ¿Será la mascarilla un escudo que nos deje sin besos? Perdonen el tono; hoy era un día triste.