adrid lleva seis meses largos dando bandazos con la gestión de la pandemia del coronavirus. Fue un desastre en primavera y está siendo un desastre también ahora con la segunda ola. La incompetencia e ignorancia de la que hace alarde Ayuso sólo es posible de aguantar en una situación de caos e inestabilidad política como la que sufre Madrid desde hace tiempo. Y ante el riesgo real de que el Gobierno central tomara el control político de la gestión sanitaria de la comunidad, Ayuso y sus asesores han optado por la batalla política estridente y continúa como único camino para desviar la atención de su mal hacer y de las consecuencias médicas y sociales que se derivan de su ineptitud. Y no le ha salido del todo mal. Tras reunirse con el ministro Illa ha logrado imponer unos criterios centralizadores que implican a ciudades de todas las demás comunidades autónomas. En el caso de Navarra, a Iruña. Y apenas 24 horas después se niega a cumplirlos. Aunque las situaciones entre la realidad de la pandemia sanitaria entre Madrid y el resto de los territorios tengan poco que ver en alcance y gravedad. Centralizar la decisión de confinar ciudades de más de 100.000 habitantes si se dan tres requisitos es un error que ahora afecta a todos sólo para descentrar la presión sobre Madrid. Pamplona, y el conjunto de Navarra, ante esta segunda ola del coronavirus no tienen nada que ver con Madrid. La situación de las UCI alejan la posibilidad de confinamiento. Pero no es solo eso. Madrid padece, además de la incompetencia política de Ayuso y de sus aliados de Ciudadanos y Vox, las consecuencias de 25 años de gobiernos del PP que han aplicado duros recortes y privatizaciones inútiles en las prestaciones públicas, especialmente la sanidad y la educación. y ahora faltan recursos humanos y materiales para aplicar medidas eficientes contra la covid-19. Por el contrario, en Navarra, Osasunbidea ha dado muestras objetivas de su capacidad para hacer frente a la expansión del coronavirus, tanto en primavera como ahora. Es la comunidad que más PCR hace y cuenta, en colaboración con la sanidad privada, con camas UCI suficientes. Situar a Navarra y a Pamplona en el nivel comparativo del desastre de Madrid -que está poniendo de nuevo en grave riesgo la salud de cientos de miles de ciudadanos y dividiendo socialmente la ciudad- es falso, injusto con el esfuerzo que están realizando profesionales e instituciones e inaceptable políticamente. El Gobierno de Navarra, como la mayoría de los grupos parlamentarios y de los gobiernos autonómicos, ya ha criticado el acuerdo de centralización entre el Gobierno central y Ayuso y ha exigido más indicadores y adecuación territorial. También Esparza y Maya, éste como alcalde de Pamplona, deberían posicionarse ante este nuevo ataque a la imagen de Navarra y de sus capacidades sanitarias de Ayuso y el PP de Madrid, que, no vale ocultarlo ahora, son sus socios políticos en Navarra Suma. Es cierto que las dos próximas semanas parecen claves para la contención en Navarra de esta segunda ola de la covid-19 y que la realidad de los datos exige mantener la máxima tensión, preparación y precaución. Pero que no nos vendan gato por liebre para aplicarnos soluciones que no exige aún la situación y que conllevan posiblemente más perjuicios que beneficios a Navarra. De otra, forma que Ayuso asuma el coste de su irresponsabilidad política ante sus conciudadanos y votantes y no trate de repartir también su problema político con la sociedad navarra. Solidaridad interterritorial toda la que sea necesaria, pero un poquito de seriedad institucional.