as consecuencias de la pandemia entrelazadas con otras crisis como la provocada por el cambio climático, el equilibrio ecológico y las crecientes desigualdades (no hay más que ver la llegada de pateras a Canarias en las últimas semanas) exigen cada vez más un cambio de estrategias políticas y dirigentes con altura de miras. Muchas y muchos preferimos que el Estado cuente con unos Presupuestos diferentes a los que dejó Montoro del PP, que, además, estén marcados por políticas de izquierda como la regulación estatal del precio del alquiler. Y que recogen parte de los 27.000 millones de Europa, que se consignan para proyectos de medio ambiente y vivienda. También en la Comunidad Foral se ha logrado sumar a las cuentas del 2021 las propuestas de una fuerza política que habla de una fiscalidad verde o de complementar las pensiones más bajas. No de lucha armada. Iruña sin embargo es diferente y reina la vieja política frentista. Ni con EH Bildu -primera fuerza de la oposición- pero tampoco con el resto de fuerzas como son el PSN -ahora se ve como aliado de EH Bildu- o Geroa Bai. Enrique Maya se encamina así hacia su sexta Legislatura sin presupuesto. No se ha sabido y no se ha querido negociar siquiera las propuestas por valor de 135,1 millones para acceder a los fondos europeos Next Generation para la transformación digital, la reindustrialización y el pacto verde a favor de energías limpias. Ayudas que tienen que ver con una salida a esta crisis con otras mimbres. Y en la que nos estamos jugando no sólo dinero, sino el futuro. Ni para eso.