os datos del Navarrómetro de este convulso 2019 -elaborado por la UPNA por encargo del Parlamento-, son claros: la pandemia del coronavirus marca la prioridad de la sociedad navarra en este momento. Una obviedad desde que el coronavirus irrumpió en marzo y transformó nuestra normalidad social, familiar, educativa, sanitaria y laboral. Junto a la covid-19, el paro, una inquietud habitual que aumenta en situaciones de crisis como la actual, y la batalla política conforman en la percepción de los navarros y navarras los problemas principales. En el caso de la política, las conclusiones del Navarrómetro muestran una demanda clara de diálogo y acuerdos y un mayoritario rechazo a las posiciones políticas que alimentan la confrontación y la polarización de la sociedad. De hecho, el sondeo evidencia la continuidad de la foto fija que supone el reparto de escaños de Navarra en el Parlamento: la actual mayoría política plural y de izquierdas mantiene su estabilidad con una amplia ventaja sobre la alternativa de la coalición de derechas. Se repite prácticamente calcado el resultado de las urnas de 2019. La unión de las derechas se mantiene en la suma de 2019, muy lejos de poder gobernar tanto en escaños como en votos. Sólo PSN y Geroa Bai, los partidos que forman el eje de centralidad del Gobierno, superan en intención de voto a los tres partidos de Navarra Suma, UPN, PP y Ciudadanos. Y ello sin contar a EH Bildu y Podemos e I-E -estos últimos a la espera de una reorganización de ese espacio electoral-, que consolidan sus resultados y el valor de su respaldo al Ejecutivo actual. Las encuestas no tienen capacidad de predecir el resultado electoral y menos a más de dos años de la cita con las urnas y con una crisis sanitaria y socioeconómica cuyo final y consecuencias aún están lejos de conocerse en toda su dimensión. Pero es cierto que marcan las tendencias políticas que navegan en la sociedad. La vuelta al viejo pasado, a ese binomio de poder con UPN al mando y el PSN al rebufo está cada vez más alejado de la sociedad navarra. La apuesta del PSN de Esporrín en Iruña salvando los Presupuestos a Maya es una operación de riesgo. Lo es para Maya también, pero sobre todo para el PSN. A este Navarrómetro se le puede cuestionar -y no es poco-, que su trabajo de campo se realizase en septiembre y la publicación llegue en diciembre. Tres meses en que Navarra ha vivido una segunda ola de coronavirus con todas las consecuencias que ello ha tenido, desde nuevas restricciones, cierres y críticas a más costes laborales y económicos. En todo caso, el Navarrómetro deja claro que, al menos hasta la segunda ola, la sociedad navarra venía apoyando las medidas del Gobierno -de Navarra y del Estado-, tanto en lo que se refiere a la lucha contra el coronavirus como en lo que afecta a la situación económica. Sin por ello dejar de admitir que la situación ha empeorado y que las perspectivas son de empeorar más. La realidad que perciben los ciudadanos es que Navarra había recuperado hasta la llegada de la pandemia un lugar sólido y estaba impulsando medidas profundas en ámbitos políticos, sociales y económicos claves. En ese contexto, es importante para consolidar la tendencia positiva de los últimos años que Navarra siga ofreciendo estabilidad y seguridad y para ello los retos inmediatos y de futuro seguirán precisando de la misma fórmula de diálogo, acuerdo y solidaridad que englobe su pluralidad y destierre las políticas de exclusión y el extremismo político.