or supuesto, con Luis Sabalza y con el derecho a la libertad de expresión. A Sabalza el Comité de Competición le ha abierto un expediente por enumerar de forma educada algunas de las decisiones arbitrales de campo y del VAR que han perjudicado a Osasuna en esta Liga. Sabalza se quedó muy corto citando media docena de casos cuando los que acumula Osasuna ya son bastantes más. El expediente es resultado de la denuncia del director de Integridad y Seguridad de la Federación Española de Fútbol -el nombre del organismo este ya acojona-, un tal Alfredo Lorenzo Mena, quien supongo que se llevará una parte de los inmensos ingresos que maneja el fútbol de hoy perpetrando este tipo de acusaciones falsas. La Liga de Tebas y la RFEF de la mano son una combinación explosiva de la que no puede salir nada bueno. Nada de lo que dice Lorenzo Mena tiene similitud alguna con lo que dijo Sabalza el 23 de diciembre, por eso el expediente debiera acabar en la papelera. De hecho, Rafa del Amo, presidente de la Federación Navarra, ya ha mediado para un encuentro entre Osasuna y Velasco Carballo, del Comité Técnico de Árbitros. Sin fiarse. Velasco Carballo es un tipo que defiende que el VAR tiene un acierto del 98%. No ha visto un partido de Osasuna este año seguro. En todo caso, lo importante es que Sabalza tiene derecho a la libertad de expresión y a la crítica arbitral u otra cualquiera que tenga que ver con este barriobajero mundo del fútbol de elite y ni la Liga ni la RFEF tienen derecho a amordazar esa libertad. Los árbitros no son infalibles -tampoco lo es el Papa, pese a lo que proclama un dogma tan falso como ajeno al mensaje evangélico de Jesús inventado por la jerarquía católica del Vaticano hace relativamente poco- y se equivocan como cualquiera que toma decisiones. Es incuestionable eso. Lo peor es que el invento del VAR se equivoca también y con habitual frecuencia para ser una máquina diseñada para evitar equivocaciones. Por eso y porque, como decía aita, los rojos estamos con Osasuna en todas, buenas, regulares y malas, en este asunto con Sabalza. Otra cosa es que si Sabalza y el actual equipo directivo y gestor de Osasuna han dado un paso al frente para reivindicar el derecho a la crítica y a la libertad de opinión del presidente -derechos básicos de un modelo democrático de convivencia-, debieran autoseñalarse y autocuestionarse también. Aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Han organizado y apañado las elecciones a la Asamblea de Compromisarios de Osasuna precisamente para limitar la libertad de expresión, de opinión y de crítica de la masa social del club excluyendo o imposibilitando la elección de quienes no formaban parte de ese elenco de adeptos elegidos por la junta. Los resultados de la Asamblea del 31 de diciembre evidencian el bochorno organizado. No sé si la denuncia judicial presentada por un grupo de socios de Osasuna contra el proceso de elección tendrá recorrido o no -hay fundamentos estatutarios, garantistas y democráticos que la avalan-, pero está claro que la defensa del derecho a la libertad de Sabalza para expresar opiniones y críticas contradice los hechos de la maniobra electoral para controlar el club en todos sus estamentos, poder hacer y deshacer a su antojo y silenciar las voces críticas o simplemente no adeptas a la junta actual. Que será efímera como todas.