Pérez-Nievas defendió en su entrevista del miércoles en DIARIO DE NOTICIAS la legitimidad de Ciudadanos como firmante del pacto inicial con UPN para crear Navarra Suma y recordó que fue el PP de Ana Beltrán el que se sumó al acuerdo previamente cerrado entre Esparza y Rivera, entonces aún líder de Ciudadanos. En las formas tiene razón. Los hechos se sucedieron así hace ahora casi dos años para poner en marcha el producto electoralista de Navarra Suma. Pero en política, y Pérez-Nievas lo debe saber muy bien a estas alturas, el fondo es también importante, a veces más que la forma. Y el fondo dice que en estos dos años han cambiado muchas cosas en el mapa político de las derechas en el Estado y eso inevitablemente afecta también a las derechas en Navarra. Esto es, a Navarra Suma. Es cierto que el PP llegó como segundo plato y a última hora a Navarra Suma, pero entonces Ciudadanos era un partido aupado y apoyado por la perversa simbiosis que medios y poderes financieros conforman en Madrid. Esa realidad ahora es otra. Ciudadanos ha dejado de ser un instrumento útil para esas estructuras de poder que lo pusieron en marcha y lo impulsaron y han decretado, como hicieron antes con UPyD y otras maniobras políticas similares anteriores, su desaparición. Y eso supone al mismo tiempo la puesta en marcha de una operación a medio plazo, más bien corto, de refundación del PP y de su reagrupación con la ultraderecha de Vox con el viejo Aznar como muñidor. En ese escenario, pendiente del resultado de las elecciones de Madrid del 4 de mayo, Ciudadanos no sólo sobra, sino que es un elemento molesto. Así están las cosas en ese juego de tactismo político que impera en Madrid. Y ese juego táctico -el diputado Aitor Esteban del PNV lo describió como una partida de Stratego-, como en todos los juegos siempre hay ganadores y perdedores. Y parece difícil que Ciudadanos pueda sobrevivir a quienes lo crearon y ahora lo quieren finiquitar. Ambos hechos, la operación para cargarse a Ciudadanos y la operación para recomponer al PP junto a Vox para tratar de salir del bucle judicial de corrupción que le afecta y amenaza, implican directamente a Navarra Suma y más aún al futuro de UPN en la política navarra. Le parezca mejor o peor a Esparza. Pérez-Nievas también exigió a la senadora de Ciudadanos Ruth Goñi -elegida en Navarra Suma, si no sus posibilidades eran menos que cero-, que dimitiera tras calificarla de desleal. Goñi le ha hecho caso a medias solo, ha dejado Ciudadanos, pero se ha quedado con el sillón de senadora. Que tanto Pérez-Nievas como Esparza le reclamen ahora ese cargo parece un ejercicio inútil. El paso de Ruth Goñi por la política navarra ha sido un compendio de inanidad, pero seguirá de senadora. Su pase al Grupo Mixto y la de otro senador de Ciudadanos deja al partido con solo cuatro senadores, sin grupo propio y sin la subvención de 400.000 euros. La operación de destrucción de Ciudadanos está en marcha con todas las consecuencias y en ese escenario de juegos y de rumores de adelantos electorales, Navarra Suma tiene los días contados, si no a corto plazo, que igual también, a medio plazo indudablemente. Navarra Suma no solo fracasó en sus objetivos político-electorales para UPN, sino que surgió en una época que ya no existe. El tiempo político de las derechas es hoy otro muy diferente.