a cultura está siendo la gran protagonista este verano en muchos pueblos pequeños de Navarra, donde apenas llegan las actuaciones de los ciclos oficiales. Localidades cuyos representantes municipales están haciendo un gran esfuerzo por acercar a sus vecinos y vecinas propuestas culturales de primer nivel, apostando por la cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, como una medicina necesaria para la salud en estos tiempos de incertidumbre. Cultura segura en un entorno que también lo es, al aire libre y en las plazas de los pueblos. Espacios, eso sí, que tienen que seguir las mismas restricciones y medidas que el resto de lugares para garantizar que las propuestas se adaptan al momento sanitario. Programar actividades para llenar el hueco de ese otro ocio que un verano más tiene que esperar. Y así se consigue bailar sin moverse de la silla, algo que es cada vez más complicado, pero posible si hay voluntad para ello. La cultura kilómetro cero, en el doble sentido de poder ver espectáculos de calidad en tu pueblo, protagonizados por artistas locales, con ciclos como KulturBurgi y otros tantos en diferentes zonas, es posible gracias a la firme voluntad de alcadesas y alcaldes y equipos municipales que tienen clara esta apuesta por el crecimiento de las personas a través de la cultura y optan por invertir en ella, contribuyendo de paso a dinamizar un sector duramente castigado por la actual situación. Un compromiso solidario por partida doble que hay que destacar.