uevos protocolos, nuevas medidas, nuevas restricciones, más pasaporte covid, menos días confinados, menos pruebas PCR, más autodiagnóstico, más positivos, más vacunas, más terrazas, menos barras, menos disfraces, más aislamiento, menos público en los estadios, más mascarillas, más responsabilidad individual y mucha confusión colectiva. Está claro que es mas fácil que nunca contagiarte, pero casi es lo único que está claro en estos días de medidas a contrarreloj y protocolos cambiantes. El para qué de todo esto ya lo vemos, para evitar que reviente el sistema de salud y los profesionales sanitarios, que en definitiva es de quienes depende nuestra salud y para intentar ponerle puertas a la expansión del virus que circula como nunca desde la aparición de Ómicron, aunque por suerte con mucha menos fuerza cuando consigue su objetivo, gracias sobre todo a la vacuna. Vacuna, precisamente elegida ayer como la palabra del año y sin duda una de las mejores noticias y el hecho más relevante que ha marcado estos doce meses. Pero nos faltan muchos por qués, el primero por qué todo esto no se ha decidido antes, por qué esperar a que sea tarde para casi todo en unas fechas tan complicadas a nivel sanitario, emocional y social. Pero es lo que toca, movernos en esta nueva confusión, volver a surfear, intuir por donde irá el oleaje en un mar revuelto y no perder la tabla, por lo que pueda pasar.