uizá es que estas Navidades tienen poca magia. Magia tienen, como todas, aunque no siempre sea la misma para todos por muchas razones. Eso es en buena parte lo que les diferencia de otras fiestas populares. Y por eso siguen siendo Navidades incluso con la pandemia encima y lo que supone. Pero hace mucho que la magia y la política no se llevan del todo bien. Más bien, la magia siempre acaba desvelando los trucos de la política. Que son muchos también. Pero siempre menos buenos y más evidentes que los de la magia. Y ya la inquietud constante de los políticos por hablar siempre y de lo que sea en todo momento suele ser un camino sin magia alguna. Ni siquiera tiene que ver con la Navidad.

Dice el alcalde Maya que está muy contento porque se pueda celebrar la Cabalgata que acompaña a la llegada de los Reyes a Iruña -que además eran también magos-, y que además también está muy contento porque los Magos de Oriente entreguen los regalos a niñas y niños "personalmente". Claro, como siempre. También el pasado año. Que pregunte Maya a los niños y niñas por la mágica noche de hace un año. La gracia de la noche de reyes es esperar a que los Magos hagan magia y lleguen a cada casa con los regalos. Si no, sería otra cosa. Tiene suerte Maya de que los niños y niñas no tienen tiempo para leer estas cosas que dice. Olentzero no pudo llegar este año por el coronavirus, pero no es lo mismo. Olentzero es un carbonero, pero no es un mago de Oriente. Aunque al parecer supo buscarse la vida también para que los regalos llegaran a los txikis. Será otro tipo de magia vinculada a las montañas y a las leyendas ancestrales del país. No sé. No pasa nada. Lo bueno de la Navidad es que hay muchas cosas que pasan con magia o sin ella. Su tiempo es el de la magia. Aunque muchas veces no sea así, eso es también la verdad muy cercana.

En todo caso, no desmontemos ese poco que aún resta de la vieja magia y las viejas creencias antes de tiempo por simple protagonismo político. Es innecesario y una pena que seguro que con la llegada de la realidad a la vida con el paso del tiempo apena aún más. A mayores y a pequeños. Por supuesto, cada año los regalos llegan a cada casa personalmente de la mano de los Reyes. Magia en estado puro.

Y ya la segunda de Maya el mismo día: el señor alcalde admite que hay un grave problema de seguridad en la Vuelta del Castillo. No sé si muy grave, regular, menor o similar a otras zonas de Pamplona, pero la verdad es que Maya lleva tres años al frente de la alcaldía con el mismo problema. Cada fin de semana, los partes de la Policía Municipal informan de hechos similares a los que le han podido llevar a hablar ahora. Y lo digo porque me cuesta creer que Maya, tras el cúmulo de denuncias acumuladas en esa zona, salga estos días a la opinión pública en tono firme porque una de las últimas personas agredidas sea el hijo de un compañero de partido. Datos para el alarmismo y para tomar decisiones de vigilancia y control en la zona supongo que el alcalde Maya los tenía en su despacho del Ayuntamiento desde hace al menos casi tres años. Se trata sobre todo de que el populismo no acabe con la magia de la Navidad ni que tampoco sirva de excusa alarmista para eludir responsabilidades propias. En Pamplona gobierna Navarra Suma desde 2019 y Maya es el alcalde. Aún.