avarra ha tenido el triste honor de inaugurar la negra estadística de este 2022. Sara Pina Yeregui, profesora de 38 años, ha sido asesinada en Tudela en el primer crimen por violencia machista en este año. El presunto autor de los hechos, su marido, la mató y se fugó en su coche hacia no se sabe dónde hasta que fue interceptado y detenido en Francia, donde está en prisión a la espera de ser trasladado a Navarra y prestar declaración. Se fue sin móvil, para no ser localizado, se le olvidó que el coche también lleva localizador. La mató y huyó. Lo que diga será clave en la investigación pero poco aporta ya a la vida de Sara y a todo su entorno. La cruda realidad es que un hombre ha matado a una mujer por el mero hecho de serlo. Es el lado más cruel de la desigualdad y la violencia machista que cada día sufren cientos de mujeres en muchos lugares. Quizás también en la puerta de al lado, como ha ocurrido esta vez. No había denuncias previas, nada hizo intuir un desenlace tan dramático. Así es la violencia machista cuando se acerca sigilosa, de puertas adentro, invisible y dañina. Pero es de puertas afuera donde hay que seguir actuando y diciendo no a cualquier forma de violencia que atente contra la vida y la dignidad de las mujeres. La rabia, la indignación, el rechazo social son necesarios pero no son suficientes. Hay que seguir denunciando esta lacra hasta conseguir erradicarla.