o sé si hubo tongazo o no. Si Rigoberta Bandini, con su Ay mama que seguro han oído estos días por el debate de “por qué dan tanto miedo nuestras tetas” o si las gallegas Tanxugueiras que traían con Terra todo el poderío de un matriarcado de mujeres poetas -hablando de que no hay fronteras en gallego o en euskera- lo merecían más. Dicen que Chanel Terrero no era la favorita del público pero será la que represente a España en Eurovisión. Ser feminista no es meterse con la forma en la que viste, canta, o baila una mujer. De acuerdo. Dicen que es la imagen de una mujer sexualizada y no empoderada; otros señalan que ése es un filtro sucio de mirada masculina de mala gaze. Ella se defiende: “A los chicos no se les compara. Me parece injusto’’. A mí personalmente, y eso que me gusta la música latina, no me convence lo que representa Chanel aparte de que no entiendo la letra de SloMo: “Yo vuelvo loquito a todos los daddies. Apenas hago doom, doom. Con mi boom, boom. Y le tengo dando zoom, zoom. Te gusta todo lo que tengo. Te endulzo la cara en jugo de mango”. Algunos entienden como empoderamiento que la mujer utilice el sexo como arma de dominación pero, en realidad, yo creo que es ella el objeto de consumo. Me suena a más de lo mismo que escucho últimamente entre adolescentes, al reggaeton y trap, letras explícitas y de alto voltaje sexual, tema Vamos a follar, que es de modernos, pero con voz de mujer. Eurovisión podía ser una oportunidad para vender otros modelos de mujer. ¡Con la que está cayendo en violencia machista!