l mundo de la industria del cine de Hollywood escribió el pasado lunes en la gala de los Oscar uno de sus guiones más penosos de la historia, el que legitima el machismo y la violencia y encima lo premia. Mucho se ha escrito y dicho ya sobre la agresión de Willl Smith ante la broma de mal gusto de Chris Rock sobre Jada Pinkett, esposa del primero. Y me quedo con lo dicho por aquellos y aquellas que critican sin fisuras tanto las palabras que desencadenaron la reacción del actor como la bofetada en directo símbolo del hombre que quiso demostrar al mundo que las mujeres no podemos defendernos por nosotras mismas y que la fuerza puede ser un aliado del amor. Esa masculinidad que sigue siendo el principal obstáculo para lograr un mundo donde hombres y mujeres seamos iguales y tengamos los mismos derechos y oportunidades. De sobra es conocido el machismo de Hollywood, el acoso sexual, la desigualdad, las diferentes retribuciones de actores y actrices... Pero no fue solo esa "broma" desafortunada apelando indirectamente a una enfermedad (al menos parece que esas palabras fueron improvisadas y no estaba avaladas por los guionistas de la noche) también la manera en que el presentador se dirigió a Javier Bardem y Penélope Cruz sin citar el nombre de la oscarizada actriz o la reacción de todo el auditorio riendo esas lamentables gracias que tanto gustan a los americanos y a su industria del espectáculo. El humor quizás lo aguanta todo, pero nada justifica la violencia. Está por ver como acaba la historia y si la Academia reacciona, aunque sea tarde y mal.