ungría ha revalidado con una contundente victoria electoral al ultraconservador populista Orbán. Leo en los grandes medios que califican su modelo político como iliberal. Un término que parece que gana espacio en los análisis políticos de moda en este presente. Lo describe clarito la inmensa Biblioteca de Alejandría que es hoy Internet: "La democracia iliberal es una forma de gobierno a caballo entre la democracia liberal tradicional y un régimen autoritario: se respetan ciertos aspectos de la práctica democrática pero se ignoran otros, y se vulneran los derechos civiles. El concepto fue propuesto en los años noventa por el politólogo estadounidense Fareed Zakaria, quien señaló que había Gobiernos elegidos democráticamente que ignoraban los límites constitucionales y no respetaban las libertades individuales de sus ciudadanos". Un montón de palabras para describir un régimen autoritario antidemocrático. Pero parece que denominarlo iliberal suaviza ya todo el alcance de su realidad en un país que forma parte de la Unión Europea. Si lo defines como lo de verdad son y hacen, un modelo autoritario y reaccionario que incumple las normas y leyes de la misma UE a la que pertenecen queda muy feo. Denominarlo iliberal solo lo hace más asumible y digno de formar parte del proyecto europeo, aunque refleje un modelo de entender la sociedad y la gobernanza que no tenga nada que ver con los valores y principios del espíritu original de la Unión. Hungría no es una excepción. Le acompañan otros países en esa deriva. Cada uno con sus matices, pero todos con el denominador común de cercenar la democracia real y avanzada y sustituirla por democracias de forma y apariencia, pero sin efectividad democrática alguna en la realidad. No solo China o Rusia o India, también en Occidente. La involución iliberal es generalizada y bendecida por el capital ante la crisis del sistema económico y la transición energética que vienen. Es una ola que crece. Más disimulada que la ola de la extrema derecha que ni siquiera se molesta en disimular en sus formas y discursos su objetivo de poner fin al modelo democrático de convivencia. Pero igual de peligroso. O más aún, porque pone en marcha políticas involucionistas de los derechos civiles y políticos sin apenas oposición política y social. Un ejemplo de libro de la manipulación del lenguaje para legitimar sus objetivos más oscuros ante la sociedad, y el asalto a la democracia desde los valores de la democracia para anular luego esos valores y cuestionar y desmontar la democracia. También lo organismo internacionales, la ONU incluida. Iliberal no es más que un eufemismo del lenguaje para ocultar los peligros de un neoconservadurismo derechista, que mezcla fanatismo ideológico y religioso, racismo identitario y neoliberalismo económico ocultos, desde la manipulación del lenguaje, bajo la apariencia de democracia, pero opuestos radicalmente al diseño humanista de una sociedad asentada en los valores democráticos, la ética humanista y la justicia social.