No sé cuantas veces he clicado durante la última semana en la aplicación del móvil que proporciona la información meteorológica. Una insistencia irracional que sólo conducía a incrementar la frustración, ya que el termómetro se ha movido como estaba previsto y no ha hecho ni una sola refrescante concesión en modo de descenso térmico anticipado.

Tan obvio era que el calorazo seguía sobre nuestras cabezas, como que mirar una y otra vez el termómetro carecía de sentido. Pero resultaba inevitable. Este martes, por fin, ha llegado la ansiada bajada de temperaturas. Sin embargo, la puñetera aplicación del móvil vuelve a advertirnos de que no nos vengamos muy arriba porque el fin de semana regresaremos a las andadas con el mercurio de nuevo rondando los 40 grados en diferentes puntos de Navarra.

Queda claro, por lo tanto, que el planeta está definitivamente enfadado y no tiene la menor intención de darnos una tregua mientras insistamos en portarnos con él igual de mal como lo venimos haciendo en las últimas décadas. Cada vez son más las voces de expertos en la materia que nos alertan de que estamos ante un cambio climático provocado, pero seguimos sin dar pasos decididos por frenarlo. Y así nos va.