El momento exige responsabilidad y sensatez. El mercado ya está tensionado y la nueva regulación trata de frenar la escalada de precios del alquiler. 21 municipios navarros están declarados en riesgo (301 en todo el Estado incluyendo Donosti y A Coruña o Barcelona) pero son los propietarios de estas viviendas -más de cinco años de antigüedad- sobre los que recáe la responsabilidad de hacer las cosas bien o mejor. En la página del Ministerio de Vivienda (datos cruzados con Navarra) se puede consultar el rango oficial de precios.
Topes a respetar por los grandes tenedores (más de 5 casas), las que salen por primera vez al mercado, y las que se ponen en alquiler tras cinco años vacías; que son las menos. Los contratos vigentes de pequeños tenedores -los más comunes- se actualizarán conforme a las subidas ya previstas (este año un 2,2% para contratos a partir de mayo de 2023 cuando entró en vigor la nueva ley estatal). Y si acaba el contrato al nuevo inquilino o al que ya estaba se le puede exigir la misma renta que la última que pagó. Osea, si cobraba 900 euros al mes aunque el tope orientativo sea de 700, mientras haya acuerdo, se podrá mantener el mismo precio.
Es el Gobierno de Navarra el que vigilará los nuevos contratos con lupa. Porque todos deben estar inscritos en el Registro de Contratos de Arrendamiento de Navarra. Y habrá inspectores en el mercado. Con este marco el inquilino va a estar seguramente más concienciado del precio justo que debería de tener su piso, y lo que puede y lo que quiere su arrendador que, además, tiene nombres y apellidos.