La ciencia ciudadana es una práctica que está adquiriendo cada vez más protagonismo que implica la participación ciudadana en las actividades propias de una investigación científica. Los ciudadanos y las ciudadanas contribuyen activamente a la investigación, con diversas tareas, entre ellas las observaciones de campo, pero también, pueden ser otras funciones.
La Asociación Europea de Ciencia Ciudadana (ECSA) considera que “la ciencia ciudadana representa un tipo de investigación como cualquier otro, con sus limitaciones y carencias que hay que tener en cuenta y controlar. Sin embargo, a diferencia de las aproximaciones tradicionales de investigación, la ciencia ciudadana ofrece oportunidades para una mayor participación pública y democratización de la ciencia”.
Concretamente, un estudio reciente publicado en la revista Biological Conservation, reafirma el papel fundamental que tiene la ciencia ciudadana para la conservación de la biodiversidad y alienta a seguir trabajando para mejorar y aumentar su aportación. En el citado estudio, se afirma que “actualmente la ciudadanía proporciona una gran cantidad de datos sobre biodiversidad que son útiles para la ciencia, pero esta información tiene todavía más potencial para evaluar la biodiversidad a escala regional y global”. Sin duda, uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad es conservar y detener la pérdida de biodiversidad. La Unión Europea no alcanzó en 2010 su objetivo de frenar la pérdida de biodiversidad en todo el territorio de la Unión.
Las plantas, animales, climas y paisajes se siguen perdiendo a un ritmo sin precedentes en la historia del planeta. Las causas de esa progresiva desaparición se multiplican con el tiempo y si no adoptamos una serie de medidas urgentes y no modificamos nuestro modelo de desarrollo y consumo, esas situaciones que deterioran nuestro entorno se acrecentarán. Debido a ello, la UE se planteó como un objetivo principal para 2020 detener la pérdida de biodiversidad y la degradación de los servicios ecosistémicos, y restaurarlos en la medida de lo posible.
En lo que respecta a Navarra, si bien al calor de la Red Europea Natura 2000 se han realizado diversos proyectos, como citaba en un anterior artículo en este diario, una asignatura pendiente para la presente legislatura es la elaboración de una Estrategia de Biodiversidad, en consonancia con la europea. Concretamente, la Estrategia Navarra para la Conservación y el Uso Sostenible de la Diversidad Biológica finalizó su cometido en 2004, y por tanto está obsoleta, aunque todavía esté presente en la web del Gobierno de Navarra.
Pero retomando el tema con que iniciaba el artículo, la ciencia ciudadana, conviene resaltar que sería importante que para su elaboración se plantease la creación de una plataforma de ciencia ciudadana en materia de biodiversidad que integre la información generada por todos los agentes académicos, investigadores, sociales, empresariales y administrativos “de modo que se refuerce de modo sustancial la base de conocimiento en la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad” en nuestra comunidad.
Sin duda, la información sobre biodiversidad es compleja con una base de conocimiento científico importante, muy especializada y que se genera por muy diversos agentes: universidad, centros de investigación, consultoras, sociedades naturalísticas o la administración pública.
Ello origina que muchas veces los datos y recursos de información estén dispersos y que se eche en falta la integración e interpretación conjunta de la información, lo que a su vez ocasiona duplicidades en la obtención de datos y falta de conocimiento de la totalidad de la información generada. Pero conviene resaltar que en los últimos años ha habido muchos proyectos de estudio de la biodiversidad donde ha concurrido un importante voluntariado para las observaciones de campo. Y estas iniciativas científicas ciudadanas constituyen un valioso medio para recoger datos actualizados y de calidad, y a la vez movilizar a la ciudadanía para que participe en las actividades de conservación de la biodiversidad.
Por tanto, bienvenida sea la ciencia ciudadana para conocer y contribuir a conservar la biodiversidad. Ni más ni menos, los científicos ciudadanos, aquellas personas de la sociedad que voluntariamente se comprometen con el trabajo científico, contribuyen a la ciencia ambiental, y a ser partícipes de ese reto, como es la salvaguarda de nuestra naturaleza.
El autor es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente