“Iruñea, euskaldun guztion hiriburuzagia...”

(Joannes Etcheberri Sarakoa, XVIII. m.)

el primer artículo de la ordenanza del euskara propuesta por el Ayuntamiento señala que el castellano y el euskera son lenguas propias de Pamplona-Iruñea, y que ambas se utilizarán en pie de igualdad en el ámbito de la administración municipal. Es decir, la administración debe comunicarse con la ciudadanía y ofrecer sus servicios en bilingüe, con toda naturalidad. Ese es precisamente la filosofía de la nueva ordenanza propuesta por el equipo de gobierno de Iruñea: garantizar los derechos lingüísticos de la ciudadanía y adaptar la normativa a los avances y a la realidad social y al contexto jurídico. Se atiende con esta nueva ordenanza el compromiso recogido en el Acuerdo Programático y la responsabilidad que el cambio político también tiene con las personas que desde el apoyo al euskara impulsaron el mismo.

Esta ordenanza será un importante paso hacia la igualdad y la normalización real del euskara, y sin embargo, todavía tenemos un largo recorrido por delante. Hoy en día las familias de Iruñea disponen de tres escuelas infantiles más en euskara, para que todas las vecinas y vecinos puedan escoger, con una oferta equilibrada en modelos lingüísticos y en barrios, a qué modelo lingüístico quieren llevar a sus hijos e hijas. Además, se han puesto en marcha ayudas económicas para impulsar la producción en euskara y se garantiza la atención al público tanto en castellano como en euskera en los puntos de información de la red de Civivox. Día a día, estamos fortaleciendo la presencia del euskara en la ciudad, que hasta ahora había estado relegada a un segundo plano. Y ese es el camino a seguir, siempre desde el impulso social. EH Bildu seguirá trabajando para garantizar los derechos lingüísticos de la ciudadanía en todas las esferas.

La nueva ordenanza recoge aspectos como la garantía de la atención municipal en la lengua que cada persona decida utilizar, la regulación del euskera en el paisaje lingüístico de la ciudad, los cauces para determinar los puestos de trabajo que precisen del conocimiento del euskera, su valoración cuando no sea requisito imprescindible, una estructura operativa interna que posibilite la tramitación de expedientes en euskera o la creación de un Consejo del Euskera.

Con esta nueva ordenanza se revierten los importantes recortes que los sucesivos gobiernos municipales de UPN han realizando a la ordenanza aprobada en el 97, con el objetivo de negar el euskara como lengua propia. El euskara ha sido y es indudablemente una de las obsesiones de UPN y PSN, que desde sus posiciones se han esforzado en invisibilizar el euskara, ningunearla e infravalorarla. Las políticas de la derecha en esta ciudad han intentado ahogar al euskara, han vulnerado constantemente los derechos lingüísticos de gran parte de la ciudadanía, hasta generar ciudadanos de primera y de segunda. Todos estos años UPN ha incumplido la ordenanza del euskara, tal y como lo sentenció el TAN en 2014, junto a un PSN que se ha encontrado muy cómodo sin dar ningún paso para garantizar los derechos de las y los euskaldunes, ni tan siquiera en el cumplimiento de la ordenanza. Recordemos las virales palabras de la portavoz socialista Maite Esporrín, que decía: “¿Me quiere decir un veterinario o veterinaria para qué necesita el euskera? ¿Le van a entender mejor los animales si habla en ese idioma?”. Ese es el nivel del debate en la actualidad. Y quizás, sea la inconfesable vergüenza que uno siente por su actitud contra de un idioma propio como es el euskara, lo que le lleva a no poder rectificar, a verse arrastrado por un alud de mensajes apocalípticos y otras sandeces, y afirmar que “ésta es una ordenanza para una Pamplona que no existe”. Evidentemente UPN y PSN llevan tanto tiempo dando la espalda al euskara, que a más de uno y una le gustaría que a estas alturas el euskara hubiera dejado de existir.

El alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, el cual de buena fe ha intentado ilustrarles en más de una ocasión a los miembros de UPN y PSN de las virtudes sociales, culturales y humanas de defender una lengua tan maravillosa, decía recientemente que “esta persecución contra el que probablemente sea el idioma más perseguido y castigado de Europa atenta contra la esencia de Navarra y de Pamplona, contra sus señas de identidad y, muy especialmente, contra la verdad y la historia”. Y no podemos estar más de acuerdo. Porque precisamente el euskara es una seña de identidad pamplonesa de primer orden, probablemente la más genuina, propia, exclusiva, antigua e irrepetible. Es una joya viva, y por esa característica de ser una lengua viva, esta ordenanza quiere fomentar que el euskara sea no un idioma decorativo sino una lengua de servicio, una herramienta eficaz para comunicarse con la administración.

No obstante, en este tema, como en otros muchos, UPN y PSN obran de mala fe, haciendo una utilización maliciosa y electoralista de las dudas que puede tener la ciudadanía y que son además comprensibles. La nueva ordenanza del euskara responde a parámetros de derechos lingüísticos, de justicia social, de igualdad y de cohesión; y así debemos entender cada uno de los pasos que estamos dando en materia de euskara.

Ikerketa soziolinguistiko denek adierazten dute euskaren ezagutza gero eta zabalagoa dela belaunaldi berrietan, baita eleaniztasunarekiko aldekotasuna. Belaunaldi berri horietan bedi itxaropena, hizkuntzekiko maitasuna gorantza doalako. Euskarari azken hamarkadetan emandako bultzada sozialak, Korrikak Iruñeko kaleetan utzitako argazki jendetsu eta koloretsuak, Euskaraldia bezalako konpromiso kolektibo eta norbanakoak, oraingo erakundeen determinazio errealak... #BEHINGOZ, hitzetatik ekintzetara goaz!

En nombre de EH Bildu Iruñea