el 22 de diciembre de 2008, el entonces presidente de la Junta de las Bardenas José Antonio Gayarre y Constantino Méndez, por el Ministerio de Defensa, firmaban un nuevo acuerdo para prolongar durante 20 años más el Polígono de Tiro de las Bardenas. En el convenio se decía: “El Ministerio de Defensa del Gobierno de la Nación y la Comunidad de Bardenas Reales de Navarra consideran conveniente renovar dicho acuerdo por un plazo inicial comprendido desde el 1 de enero de 2009 hasta el 31 de diciembre de 2018, prorrogando automáticamente por un segundo plazo cuya vigencia comprenderá desde el 1 de enero de 2019 hasta el 31 de diciembre de 2028. Como pago del arrendamiento en el primer periodo de vigencia el Gobierno abonará anualmente a la Comunidad de Bardenas la cantidad de siete millones de euros. Durante el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2019 y el 31 de diciembre de 2028 el abono anual será de 14 millones de euros”.

Puesto que estamos hablando de una “prórroga automática”, el abordaje del tema en reunión de la Junta de Bardenas tiene ciertamente una función protocolaria, pero al mismo tiempo tiene un carácter simbólico importante porque los miembros de la Junta que guardarán silencio en público se frotan las manos en privado pensando que a partir del próximo año y durante 10 años posteriores recibirán el doble del dinero que han percibido en la década anterior.

Los 68 años transcurridos desde su instalación en Bardenas, el Polígono ha sido una escuela para aprender a matar desde el aire, un grave peligro para las poblaciones limítrofes y una diana en potencia en nuestro territorio para quienes manejan los hilos de las grandes confrontaciones armadas en el mundo. Posteriormente, desde la aprobación del Parque Natural y Reserva Mundial de la Biosfera, la instalación del polígono en Bardenas es, además, una incongruencia.

Esta realidad debiera estar siempre en el centro de las preocupaciones, reflexiones y decisiones de las y los políticos, pero no es así. Cuando hace 10 años el Gobierno socialista y la Junta de Bardenas estampaban la firma, respondían cada uno a sus propios intereses. El gobierno a sus compromisos militares, y la Junta a sus intereses económicos. En ningún caso se tuvo en cuenta lo que más convenía a la ciudadanía.

Siempre hemos pensado que el desmantelamiento del Polígono de Tiro no va a depender le los papeles firmados ni está sujeto a fecha alguna. El tema no se resolverá en los despachos ni a base de documentos con plazos fijos, sino que será la ciudadanía la que está llamada a ponerse en primera línea y al grito de ¡basta ya! hacer retroceder a las diversas instancias e instituciones que sostienen y justifican esta absurda y mortífera instalación incrustada en el corazón de la Bardena.

También es importante el papel institucional, pero del entramado institucional poco podemos esperar a día de hoy. El gobierno socialista al igual que el del PP, no quiere ni oír hablar de un plan para desmontar el polígono ni ahora ni al finalizar el contrato ni nunca, porque es una de sus credenciales más importantes ante la OTAN; el Gobierno de Navarra juega un papel positivo cuando muestra su desacuerdo con la existencia del Polígono, pero hasta el momento no ha realizado un emplazamiento serio al gobierno de España ni una alternativa a los ayuntamientos afectados; a pesar de que no tenga competencias en Bardenas, esperamos más del gobierno del cambio y le instamos a marcar la diferencia en este asunto. Por su parte, la Junta de Bardenas, dominada por el tándem PSN-UPN, disfruta feliz de las prebendas que el Ministerio les otorga.

La Asamblea Antipolígono viene cuestionando desde hace más de tres décadas, y seguirá haciéndolo sin descanso, hasta que a base de movilizaciones, denuncias públicas, emplazamientos a las instituciones... finalmente logremos su desmantelamiento. Pelearemos todos los días para conseguirlo y si antes no lo hemos logrado, nos empeñaremos en que finalizado este contrato de 2028 no se vuelva a renovar nunca más.

Cuando durante los próximos días en los locales de la Junta de Bardenas unas y otros actualicen el canon tras la prórroga automática del actual convenio, o cuando firmen uno nuevo, con la mirada sonriente a la cámara se harán una foto para la historia. Pero también sabrán que en la Asamblea Antipolígono estamos en contra, y les recordaremos que por encima del dinero que se embolsarán y de los compromisos militares de las altas esferas del poder, están la seguridad de la población, nuestra rotunda oposición a las guerras que tanto sufrimiento y destrucción generan por todo el mundo, y nuestra convicción de que otro parque natural es posible.

Seguiremos peleando para decirles una y otra vez “no en nuestro nombre”, para ponernos al lado de la población y levantar la bandera de la paz, del respeto al medioambiente, de la seguridad.

Los autores son miembros de la Asamblea Antipolígono