el movimiento juvenil contra el calentamiento global se ha extendido durante las últimas semanas por toda Europa. Las huelgas estudiantiles por el cambio climático han llegado también al Estado español, y los universitarios comienzan a organizarse de cara a la gran marcha global del próximo 15 de marzo. Una fecha cumbre que ha llevado a los universitarios a organizar pequeñas concentraciones y actos, con la idea de agitar conciencias y hacer que cada vez se sumen más personas.

El movimiento ha nacido de la mano de la activista sueca de 16 años Greta Thunberg, que el pasado mes de diciembre dio un discurso histórico en la última Cumbre Climática (COP 24) celebrada en la ciudad polaca de Katowice, con el que denunció la inacción política de los líderes mundiales para frenar el cambio climático. Desde hace varias semanas, la juventud europea se ha acogido a la protesta verde. Bélgica, Holanda, Suecia, Holanda, Alemania y Francia fueron los primeros en acogerse al movimiento Youth For Climate. Aunque en el Estado español las protestas han llegado algo tarde, los universitarios están comenzando a organizarse a nivel local y estatal. Las redes sociales son la herramienta clave de este movimiento, ya que permite difundir la actividad de los colectivos territoriales, conectar con personas interesadas e intercambiar ideas como parte de esta ola de activismo juvenil. Bruselas, Berlín, La Haya, París o Londres también son ciudades donde miles de jóvenes se han sumado a la iniciativa de esta huelga semanal en favor del clima, desfilando en las calles con eslóganes como “salvar nuestro futuro”. Con frases como “nuestra casa se quema” o “quiero que empiecen a tener pánico”, la carismática joven sueca ha logrado que el movimiento supere el ámbito europeo y se traslade a EEUU y Australia.

La iniciativa de los jóvenes ha recibido muchos apoyos, especialmente del mundo científico y climático. Para algunos activistas ecologistas, se trata de una nueva posibilidad para ejercer una presión más fuerte contra los gobiernos, cuyos compromisos son insuficientes para respetar los objetivos de Acuerdo de París de limitar el calentamiento del planeta a +2°C respecto a la era preindustrial, y preferiblemente no sobrepasar los 1,5ºC. Sin duda, se trata de un soplo de aire fresco.

Los datos son demoledores: el cambio climático se agrava. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) los últimos cuatro años han sido los más cálidos desde que hay registros. La Península Ibérica es la región de Europa más vulnerable al cambio climático: aumento de temperaturas, sequías, incendios, reducción de la disponibilidad de agua, aumento del nivel del mar, calentamiento de los océanos? son impactos que ya han empezado a manifestarse con fuerza en el Estado español, mostrando la cara más amarga del cambio climático. Los científicos de Naciones Unidas han advertido que en el año 2030 las emisiones globales deben reducirse en un 45% para evitar un aumento de temperaturas por encima de 1,5º C.

Las cosas no van bien. Globalmente las emisiones aumentaron en 2018 un 2,7% respecto al año anterior, lo cual debe calificarse de dramático. La descarbonización de la economía es una urgencia, y esto es algo ya admitido por casi todos los sectores sociales y económicos, también en el Estado español, y en Navarra.

Como botón de muestra, tenemos la jornada celebrada el pasado 21 de febrero, en la que cerca de un centenar de representantes de las entidades locales de Navarra, junto con empresas del sector y especialistas en energía y cambio climático, asistieron a la Jornada sobre Compromisos por el Clima y la Energía celebrada en el Palacio del Condestable de Pamplona, y en la que se presentó el contenido, requisitos y procedimiento de esta iniciativa que promueve la implicación de los ayuntamientos y concejos en la lucha contra al cambio climático a través del Pacto de Alcaldías.

En concreto, se trata de una propuesta del Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra para promover que las entidades locales se comprometan con el clima y la energía a través de su propia planificación, siguiendo la metodología de la iniciativa europea Covenant of Mayors for Climate & Energy, el Pacto de Alcaldías por el Clima y la Energía. Con este Pacto, los gobiernos locales se corresponsabilizan con los objetivos de reducción de los gases de efecto invernadero y adoptan un enfoque común para la mitigación y adaptación al cambio climático, así como frente a la pobreza energética. Dentro del Pacto de Alcaldías, un municipio se compromete a reducir las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero en un 40% de aquí a 2030, a través de la mejora de la eficiencia energética y un mayor uso de fuentes de energía renovables. Pero volviendo al tema central de este artículo, tengo que decir bien alto que tomo partido por esos jóvenes que se levantan contra el cambio climático, y que se extienda la protesta.

El autor es experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente