“Si la piel de todas las personas LGTBI+ se volviera morada de la noche a la mañana, la sociedad, sorprendida por la enorme cantidad y diversidad de gente a su alrededor con ese color, dejaría de ver esto como un problema”.

(Ian Mckellen)

Han sido muchos años de luchas y de resistencias, de inventarnos, de re-inventarnos... Las personas y los colectivos LGTBI atravesamos y nos alejamos de unos periodos muy oscuros para, poco a poco y sin grandes apoyos, construir unas vidas más habitables.

En Navarra, como en muchos lugares del planeta Tierra, hemos sufrido y asistido a la cultura negadora y represiva que nos impedía desarrollar nuestras vidas, nuestra personalidad, nuestros proyectos, en definitiva, nos impedía el hecho de ser.

La lluvia fina del (auto) reconocimiento, de nuestras sexualidades diversas, las complicidades, la intuición, los afectos, la solidaridad, etcétera, ha ido provocando las grietas que han posibilitado que tejiéramos, poco a poco, lo que hoy podemos decir alto y claro: que estamos aquí, que existimos y que deseamos vivir nuestras vidas acordes a nuestro sentir.

Todo este camino para lograr mayores cotas de emancipación ha estado lleno de obstáculos producto de una cultura cisheteropatriarcal. Este proceso de liberación ha sido posible gracias a las confluencias de las personas que hemos cuestionado los patrones de este sistema discriminatorio. Hemos manifestado nuestro malestar y nos hemos organizado para crear un imaginario fuera de los prejuicios que constreñían nuestras vidas.

La aportación y el trabajo que los colectivos LGTBI+ de Navarra han realizado ha dado como frutos una rica y variada actividad, un movimiento diverso que en el devenir ha ido transformándose en diferentes modelos de activismo.

El movimiento LGTBI+ ha tenido un largo camino en Navarra, el primer grupo se creó en el año 1977, y hasta a día de hoy personas muy diferentes se han organizado para traernos a nuestro actual presente una serie de mejoras y avances. Por eso es tan importante resaltar el trabajo realizado durante este tiempo.

En la actualidad es el momento de destacar la aprobación de la Ley Foral 8/2017, de 19 de junio, para la Igualdad Social de las Personas LGTBI+, fruto de un proceso participativo entre los colectivos y los grupos políticos en el Parlamento de Navarra. También en los últimos años se ha producido la activación de los servicios Kattalingune para la Comunidad de Navarra y Harrotu, servicio público del Ayuntamiento de Pamplona, que prestan asesoría y acompañamiento a la diversidad LGTBI+ y realizan acciones de sensibilización. Asimismo, asistimos a la creación de Transbide, servicio del Departamento de Salud, como unidad que garantiza la atención de las personas transexuales, transgéneros e intersexuales.

No podemos olvidar el programa Skolae, que ha sido otro impulso más en este largo camino de desaprender los mitos y estereotipos que empobrecen las capacidades del alumnado para desarrollar sus proyectos vitales.

A esto hay que sumar otras muchas iniciativas que se han puesto en marcha en Navarra y Pamplona tales como: diagnósticos, planes, protocolos, acciones, declaraciones institucionales?Todo este trabajo es parte y resultado del desarrollo de las políticas LGTBI+ que se han convertido en un referente a nivel estatal.

Estos procesos nos han llevado a la activación de muchas personas jóvenes que ya no quieren esconderse y se visibilizan en las calles de la ciudad; a otras no tan jóvenes a reactivar la colectividad y el movimiento LGTBI+, generando nuevos espacios de confluencia y referentes para toda la ciudadanía. Recordamos con mucho orgullo y cariño el Octubre Trans de 2017, los XXX Encuentros Estatales LGTBI+ de 2018 , los Premios Laiak que se organizaron en Tafalla hace apenas dos meses, y la organización del Día de la Visibilidad Lésbica el pasado 26 de abril entre otros espacios.

La suma de todo esto provoca que podamos vivir en unas calles más liberadas y diversas, en una comunidad abierta, rica, libre... Sin embargo, todos estos logros no nos pueden hacer caer en la complacencia del discurso fácil y políticamente correcto o en las buenas intenciones y en lo anecdótico.

Nos encontramos en un momento en el que es necesario afianzar todo la estructurado, todo lo que hemos creado, es el momento de seguir apostando por las políticas LGTBI+, con mayúsculas, porque cualquier retroceso en este sentido nos situaría de nuevo en lo no importante, en la invisibilidad, en las periferias desde las que se puede construir, pero en una situación de déficit cívico.

Ahora se trata, pues, de garantizar que no se retroceda en el camino recorrido.

En representación de: Transkolore, Laiak, Naizen, Dekumas LBT, Heldu, Kattalingorri