El Congreso de los Diputados rechazó el pasado jueves la investidura del candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez; era un resultado previsto y esperado como la muerte de Santiago Nasar en la novela Crónica de una muerte anunciada, del escritor Gabriel García Márquez publicada en 1991. Cualquier observador un poco avispado podría deducirlo por las declaraciones de los líderes socialistas a raíz de las pasadas elecciones municipales y europeas del 26 de mayo de 2019. Como Santiago Nasar, el personaje literario estaba ya condenado a muerte por haber mantenido relaciones con una mujer prometida y manchado el honor familiar, siendo cuestión de tiempo su ejecución, así el fracaso de la investidura era evidente debido a que el Partido Socialista nunca lo negoció en serio por el batacazo electoral de Unidas Podemos y también debido a la actitud maximalista y frentista del Partido Popular y la aversión casi personal del líder de Ciudadanos a Pedro Sánchez, diciendo que había que desalojarlo de la Moncloa, que era un problema para España. A raíz del resultado de Unidas Podemos en las elecciones municipales del pasado día 26 de mayo de 2019, los socialistas, viendo el batacazo morado en las mismas, cambiaron de estrategia y empezaron a desechar un gobierno de coalición, hablando entonces de un gobierno cooperación. Así se manifestaba el presidente una vez conocidos los resultados electorales de dichas elecciones, pidiendo a Pablo Iglesias que “reconsidere” su idea de un ejecutivo en coalición tras “lo que ha pasado” el 26 de mayo, en alusión a los malos resultados de Unidas Podemos. Decía, “Los ciudadanos ya han hablado cuatro veces. Y han dicho que el PSOE quiere que lidere sus gobiernos. Hay que quitar el cordón sanitario al PSOE, porque los votos de los españoles han dicho que es el PSOE es el que tiene que liderar las instituciones”. Y es ahí, tras esos comicios, donde los socialistas entienden que Unidas Podemos es una fuerza que se hunde y ellos, el PSOE, no va a ser su salvavidas. Por tanto no se puede hablar de ningún tipo de negociación, más bien de escarceos, ruidos mediáticos para salvar los muebles de cara a la opinión pública. Así, según desvela El País en la edición dominical del pasado domingo, 28 de julio de 2019, los negociadores de PSOE y Unidas Podemos solamente se vieron 20 horas en cuatro sesiones; Sánchez e Iglesias jamás se citaron, habían hablado muy poco entre ellos y por vía telefónica; no había negociaciones sino cambio de impresiones, ya que ninguno de los dos podía permitirse el lujo de romper estas pseudonegociaciones; por tanto, eran unas negociaciones más mediáticas que reales. En un momento de las mismas, ante la retirada de Pablo Iglesias, el veto más importante para avanzar en estas mal llamadas negociaciones, los socialistas alegan para no llegar al acuerdo en que los morados querían ocupar casi todas las carteras.

Ahora se trata de imponer cada uno su relato de lo realmente acaecido estos días ante la opinión pública y quién es el responsable de que no haya investido un presidente. Pero hay un dato clarificador, tanto el presidente en funciones como la vicepresidenta han declarado que la vía Unidas Podemos está cerrada y que hay que explorar otras vías para la investidura del próximo mes de septiembre ante la petición de Unidas Podemos de seguir negociando en agosto. La postura de Ciudadanos y su bloqueo al candidato es inexplicable y no se entiende; irresponsable y demagógica cuando no insultante. La valoración que hace el señor Albert Rivera del proceso de investidura da un poco la talla política del personaje, así decía: “Es una banda que tratan de repartirse el botín de España”, sin duda alguna no tiene desperdicio. Y qué decir del señor Pablo Casado, cuando dice que no quiere tratos con el PSOE mientras siga manteniendo el pacto de la vergüenza en Navarra, aludiendo al supuesto apoyo de Bildu a la candidata socialista a la presidencia del Gobierno de Navarra, tampoco lo tiene: parecen personajes de otra época y de otros contextos ya superados; otra vez la derecha montaraz, demagoga y decimonónica echándose al monte; necesitan resetearse y actualizarse urgentemente. El candidato señor Pedro Sánchez, asesorado por su mago político, perdón su asesor Iván Redondo, cuenta con la presión mediática y de la opinión pública durante todo el mes de agosto para conseguir ablandar las posiciones conservadoras de cara a la votación de septiembre y poder, con su abstención, ser investido presidente; desde Galicia ya el presidente gallego señor Feijoó ha dicho que si el candidato presenta un programa razonable hay que escucharle y valorar el voto. Y si hay otro fracaso, nueva convocatoria de elecciones el próximo día 10 de noviembre de 2019, que, según los sondeos, pueden llevar bastantes más votos a las filas socialistas que las anteriores elecciones.

Menos mal que estamos en plena canícula, de vacaciones y relajados, bastante tenemos con las olas de calor que de vez en cuando padecemos.