La discusión sobre el papel de los sindicatos en la prevención de los riesgos laborales, de los accidentes en el puesto de trabajo, de las enfermedades profesionales..., parecía que estaba superada. Sin embargo, en el último mes, y seguramente no por casualidad, determinadas organizaciones han abierto las tribunas de los medios de comunicación para que, tras cuatro años de silencio, retomen sus ataques a los sindicatos mayoritarios en Navarra y en el Estado, CCOO y UGT.

En esta ocasión se pone en entredicho la recuperación de la figura del delegado o delegada territorial de prevención de salud laboral. Recuperación realizada por el Gobierno de Uxue Barcos en base a una partida recogida en los Presupuestos Generales de Navarra para 2019, aprobados a finales de 2018.

El primero en abrir fuego fue Iñaki Moreno, antes sindicalista de LAB y ahora jefe del Servicio de Salud Laboral. Durante su gestión de este servicio los accidentes laborales han crecido en Navarra de forma preocupante, y bastante más que en el resto del Estado. Así, pues, no se podrá calificar su gestión como brillante. Y resultan un tanto sorprendentes sus declaraciones por dos motivos: porque sigue siendo un alto cargo de libre designación del Gobierno al que critica de forma ácida, y porque siendo responsable de una salud laboral tan maltrecha en nuestra tierra, debería apoyar cualquier medida que pudiera mejorarla. Y quiero recordar que cuando existía esta figura, con gobiernos anteriores, nuestros datos eran menos malos.

A continuación, y tras el técnico, tocó el turno al político. En esta ocasión Adolfo Araiz, popular parlamentario de EH Bildu, calificó el retorno del delegado territorial de prevención como reminiscencia del corralito foral, en un patinazo dialéctico y político colosal porque esa figura se crea en base a una partida de los actuales presupuestos, apoyados y aprobados en el Parlamento Foral por el cuatripartito, sin fisuras. Incluyendo, evidentemente, a EH Bildu y a su insigne señoría, que cuando se negociaron y aprobaron debía estar a otra cosa.

Para finalizar con el frente sindical, asumió, en esta ocasión, el protagonismo el portavoz de LAB en Navarra para decir, desde la ignorancia o la maledicencia, que este acuerdo es la compensación a sindicatos y patronal para apoyar un acuerdo de gobierno entre PSN y Geroa Bai, cuando, como se sabe, este es un acuerdo de diciembre de 2018, cuando ni siquiera estaban convocadas las elecciones. A esta corte y a este estilo se sumó, cómo no, Imanol Pascual de ELA.

Resulta ya un poco pesado tener que responder a cada crítica infundada sobre este tema, pero no quiero que alguien pueda pensar que el que calla otorga. Porque todas y cada una de esas críticas están basadas en falsedades. Lo cierto es que:

El número de accidentes no ha dejado de crecer en Navarra durante la última legislatura, llevándonos a ocupar un lugar desgraciadamente destacado entre todas las autonomías. Mientras tanto el Servicio de Salud Laboral se ha mostrado totalmente incapaz de atajar esta tragedia.

Ante esa situación es necesario poner en marcha todas las herramientas de las que disponga o pueda disponer el Gobierno de Navarra (y otras administraciones). Incluyendo, por qué no, la recuperación de la figura del delegado o delegada territorial de prevención que ya existía en años anteriores, cuando los datos eran mejores. Evidentemente, no se trata de una solución mágica que cambiará la tendencia por sí sola, ni lo hará de forma inmediata. Pero, tratándose de un gravísimo y complejo problema, no podemos descartar ninguna de las medidas que se puedan aplicar. Porque las visitas de los delegados generan y fortalecen la cultura preventiva en Navarra.

Es el Gobierno de Uxue Barkos quien introduce en el proyecto de presupuestos de Navarra para 2019 una partida económica que permite su financiación. Tanto el proyecto de presupuestos como la Ley Foral que los aprueba son negociados y cuentan con el respaldo unánime del cuatripartito. Nuestra capacidad de influencia en esos presupuestos, así como en la mayoría de las políticas del Gobierno, ha sido muy escasa. No así la de LAB y ELA, tanto por activa como por pasiva (boicoteando la posibilidad de alcanzar una plan de empleo, por ejemplo).

Tanto LAB como ELA, si lo desean, pueden formar parte de este proyecto, y de otros muchos. Seguro que también con el próximo gobierno. Aunque va dando la sensación de que van a pasar de una posición de apoyo total y acrítico al de rechazo absoluto.

El autor es secretario general de CCOO de Navarra