olvemos a celebrar el 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, jornada en la que reivindicamos el trabajo decente, recordando a todos y cada uno de los trabajadores y de las trabajadoras que han perdido su salud y su vida como consecuencia de las condiciones en las que realizan su trabajo.

Pero este año, las circunstancias por las que estamos atravesando hacen que en este día los socialistas queramos hacer especial mención a la situación de aislamiento social en la que nos encontramos toda la ciudadanía, y apoyar y resaltar el trabajo que están realizando las personas trabajadoras que se encuentran en primera línea de acción, trabajando frente al virus, y esforzándose para que nuestro día a día sea más llevadero. Por ello queremos reconocer y prestigiar el trabajo de todos aquellos trabajadores que están arriesgando sus vidas para que el resto de la ciudadanía podamos continuar con unas condiciones adecuadas de salud y bienestar. A todos, todos los hombres y mujeres que luchan, tanto para vencer al virus, como haciendo que no nos falte de nada en nuestro confinamiento y se mantenga nuestro sistema de bienestar. Desde el Partido Socialista queremos manifestar nuestro máximo agradecimiento a todos ellos.

Pero el 28-A también es una jornada para reafirmar nuestro compromiso en la defensa de la salud y en la lucha por unas condiciones de trabajo dignas, seguras y saludables. Ha quedado demostrada la importancia de nuestro sistema sanitario, de la grandeza de nuestros servicios públicos, así que debemos ser garantes no sólo de mantenerlos, sino también de reforzarlos. Pero también ha quedado de manifiesto que el sistema preventivo actual está obsoleto, no ha sido capaz de dar una respuesta ágil a la crisis del coronavirus. El sistema del que nos dotamos hace ya más de 25 años se ha visto sobrepasado, y no ha sido capaz de actuar ni en tiempo ni en forma para proteger la salud de la población trabajadora que estaba expuesta en sus actividades profesionales al virus.

Es el momento para reflexionar sobre la viabilidad del sistema preventivo y hacer nuevas propuestas de mejora que realmente se ajusten a la realidad, porque la realidad nos ha dicho que debemos afrontar nuevos retos. Creemos necesaria una adaptación, modificación o, por qué no, una nueva normativa de Prevención de Riesgos Laborales, que realmente incorpore nuevos riesgos que están surgiendo y otros que ya existían pero que no habían sido tratados con la suficiente atención.

Por ello debemos tomar nota e incorporar en el debate político reflexiones sobre la necesidad de potenciar un sistema público de seguridad y salud que contribuya a la mejora de las condiciones de trabajo y de salud, reflexiones como la adecuación del marco normativo. A lo largo de estos años de Ley de Prevención de Riesgos Laborales se han realizado mejoras evidentes, pero tras los cambios económicos, medioambientales, sociales y sanitarios vividos es necesario un refuerzo de los aspectos preventivos fundamentales. Y este año la OIT quiere hacer especial mención a los riesgos psicosociales, al acoso en el trabajo, el estrés, la depresión, todos ellos riesgos psicosociales que vienen aumentando pero que no se están tratando en muchas de las empresas de nuestro país, ya que desgraciadamente existe un sector empresarial que sigue considerándolos como externos a la actividad.

Riesgos para la salud mental, un ámbito para el que tampoco nuestro sistema público está dando una respuesta efectiva, y que también hemos visto agravada durante el confinamiento. Otra tarea pendiente, por tanto, es reafirmar los sistemas públicos de salud y de protección social en este aspecto, lo que también constituye uno de los objetivos de nuestro partido.

Necesitamos actuar ahora de manera rápida y responsable, minimizando las consecuencias sociales y económicas. Los socialistas debemos ayudar a encontrar soluciones innovadoras para la adaptación del mercado laboral, para limitar las consecuencias del desempleo y la pérdida de ingresos debido al brote de COVID-19. Por ello, creemos y defendemos prioritariamente el diálogo social para controlar el virus, evitar la pérdida de empleos y fomentar la estabilidad.

Entre otros muchos factores, el empleo de calidad, la formación, la educación, las condiciones de trabajo adecuadas, promover el trabajo decente, fomentar el diálogo social, los servicios públicos, la protección social€ deben estar presentes en la transformación, en la recuperación justa. En definitiva, elementos necesarios para lograr una sociedad justa que ayuden a paliar las desigualdades.

La autora es parlamentaria foral del PSN-PSOE