i la necesidad de que las ciudades transitasen hacía una nueva movilidad abandonando el papel principal del vehículo privado era absolutamente necesaria, ahora, en medio de esta crisis sanitaria, esta necesidad se ha vuelto todavía más fuerte. Si bien es cierto que con algunas novedades que merece la pena comentar.

En la parte negativa, fruto de la obligación sanitaria del alejamiento físico entre las personas, el transporte público ha entrado en una fase preocupante. Porque tiene un proceso de adaptación durante el tiempo en el que las medidas sanitarias de distancia sean imprescindibles muy delicado y que lo hace menos atractivo y con menor capacidad de aforo. Entre las positivas, el incremento espectacular del uso peatonal y ciclista, así como el descenso importantísimo en el uso del vehículo privado y, por tanto, en la polución, el ruido y los accidentes.

Pero hay otra cuestión que nos está abriendo un mundo que nos costaba percibir hasta ahora. La poca afluencia de coches por las calles nos ha descubierto hasta qué punto tenemos hipotecado y muy mal aprovechado el espacio público. Y, por otro lado, fruto de esa distancia física que debemos mantener entre las personas, vemos con ojos golosos ese espacio desperdiciado del coche como una parte a reiniciar y a apropiar en la nueva percepción de la ciudad. Probablemente no dispongamos de una ocasión más propicia para esta necesaria transición.

A lo anterior hay que sumar lo que muchos estudios han venido detectando, a mayor polución mayor contagio del coronavirus. Es decir, que la movilidad intensiva en el uso del vehículo privado no solamente es nociva para la salud por la contaminación, el ruido y la accidentabilidad que genera, sino que, además, esa polución ayuda a la propagación del COVID-19, de nuestro mayor enemigo en estos momentos. Y de cualquiera que le pueda suceder.

Por todo ello, procede con celeridad adoptar medidas para acelerar los ritmos de transformación de nuestra movilidad, y hacerlo dando respuesta inmediata a las urgencias de este momento de confinamiento. Ya hace tiempo que otras ciudades se han puesto manos a la obra en esta tarea y ya disponen de planes de actuación y de intervenciones concretas, pero este gobierno del tripartito de derechas va, como en otros asuntos como el comercio, muy retrasado. Este viernes nos presentaron en una junta de movilidad que nuestro grupo solicitó las intenciones de este gobierno municipal. En todo caso, nuestra voluntad es aportar ideas y propuestas en materia de movilidad sostenible porque creemos que es la apuesta de futuro para nuestra ciudad. Y la clave es que aprovechemos este momento de un mayor uso del desplazamiento a pie y en bici, además de una reducción drástica en el uso del vehículo privado, para completar una estrategia de reordenación del espacio público, pero pensando que ha llegado para quedarse. Y eso requiere que lo abordemos mediante un proceso abierto y participativo. Por eso hemos solicitado la convocatoria de un foro ciudadano.

Dadas estas circunstancias tan especiales que hemos comentado, proponemos distribuir las iniciativas en tres ámbitos: actuaciones provisionalísimas (de muy bajo coste), que serían aquellas que hay que poner en marcha ahora mismo para garantizar seguridad (sanitaria por las nuevas distancias físicas entre personas y vial por las nuevas ocupaciones de calzada que puedan preverse) a las personas en sus desplazamientos masivos: ampliación de pasos de cebra y reducción de los tiempos de espera; redimensionar calles y espacios públicos a costa de las calzadas habilitando carriles para peatones o bicis y declarando muchas calles en los barrios como peatonales o semipeatonales. Se han propuesto algunas iniciativas ligadas a proyectos existentes y todavía por ejecutar como los de san Jorge-Sanduzelai, Milagrosa o Txantrea por parte del gobierno municipal pero sin mucha convicción, planificación ni ambición.

Luego están las actuaciones provisionales (de coste no muy elevado) sobre proyectos ya previstos anteriormente pero que se realizan en una fase previa a la definitiva para poder ofertar infraestructuras de la forma más rápida posible, fundamentalmente dirigidas a la bicicleta: habilitar un carril para bicis en el corredor del Labrit hasta la entrada de la Txantrea; conectar Pío XII con Barañáin a través de la zona de Hospitales que debe dedicarse solamente para vehículos que acuden a este Complejo; conectar Pío XII con Yanguas y Miranda a través de la avenida del Ejército y darle continuidad hacia la zona sur de la ciudad. Aquí, tras aceptar el cambio de prioridades, podemos avanzar mejor debido a la planificación recogida en el Plan de Ciclabilidad elaborado en 2018.

Y seguir con las líneas de transición que se hubiesen realizado en esta misma forma aunque no hubiese existido esta crisis sanitaria: desarrollar la segunda fase del Plan de Amabilización; realizar los proyectos de movilidad de Sanduzelai y Txantrea; declarar guía oficial de actuación el Plan de Ciclabilidad; realizar una buena campaña para la aplicación de la Ordenanza de Movilidad tanto para que las bicis circulen por la calzada (ahora que hay poco vehículo es mucho más fácil), como para que se sigan transformando los pasos cebra con las medidas de seguridad vial previstas; mejorar la disuasión respecto al vehículo privado de la zona azul mejorando sus condiciones de rotación efectiva; recuperar el grupo de polibicis para realizar un control en zonas sin acceso rodado de vehículos y/o en zonas preferentemente ciclistas.

El autor es concejal de EH Bildu en el Ayuntamiento de Iruñea