stamos tocando ya con las yemas de los dedos la era postcovid-19. Esta cura de humildad para la especie humana va a tener consecuencias. Sería una pena que este año y medio vivido entre la angustia y la esperanza no produjera en nuestros cerebros y corazones los cambios que todo proceso de aprendizaje conlleva.

Toca pues revisar qué hemos aprendido. Frente al espejo, cada mañana, agradecíamos estar vivos y sanos. Era un momento adecuado para sentir afecto y respeto hacia los muertos, enfermos y sus familiares y allegados afectados. Al momento nos sacudía la idea de poder contagiarnos. Ese negacionismo sí era legítimo: no queríamos incumplir las normas de prevención. Que levante la mano quien no haya tenido en este tiempo, y no una sino varias veces, la tentación del negacionismo más radical. Nunca antes en la historia de la humanidad una pandemia, una plaga, había sido retransmitida en vivo y en directo a toda la población. Un mar de cifras, de comparaciones, de críticas, de conclusiones. Y no sólo de tertulianos, sino de hombres y mujeres de ciencia y de significada relevancia profesional en la sanidad. La ansiedad se nos apoderaba. Se deterioraba nuestra salud mental, se dificultaban nuestras relaciones sociales, se dudaba del sentido de la vida. Se buscaba la cuadratura del círculo: salud o economía. Miren una vez más al Hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci. Les reconfortará esa imagen.

Va llegando ahora lo de crecer tras la crisis. Viene la vuelta a la normalidad. Vienen las mismas dudas y la misma incertidumbre de siempre. Continúan las odiosas comparaciones sobre quiénes lo han hecho peor, si el Gobierno o la oposición. Pero seguiremos solos frente al espejo cada mañana.

En estas difíciles circunstancias, en Podemos Ahal-Dugu hemos votado y renovado Coordinadora en Navarra y Consejo Ciudadano. Una nueva cúpula de trabajo al servicio de un reinicio de la actividad política. Y ello sin haber bajado un pelo la guardia puesto que cogobernamos en España, cogobernamos en Navarra y ahora, además, viendo a nuestra electa diputada Ione Belarra acceder al cargo de ministra. La primera navarra en la historia.

Todos sabemos que no es por la pandemia por lo que apenas se ha hablado y escrito en Navarra sobre tal hecho. Todos sabemos lo molestos que somos. Navarra es pequeña. Pamplona es un pueblo grande. ¿Qué falta hace Podemos en el panorama político navarro? Se preguntan algunos de los que de manera hipócrita ensalzan la diversidad y claman ¡Libertad! Así que, recién provocado el seísmo en las tierras de Lorca, en Murcia, las réplicas recorren España empezando por Madrid. Pablo Iglesias toma una decisión personal y drástica. Ve el momento de ofrecerse en otro estamento político de menor relevancia al que sus votantes le pusimos tras las elecciones generales de 2019. ¿Pero este hombre qué hace, está loco? Desleal al Gobierno, le dicen.

El 4 de mayo es la fecha. Al igual que han hecho los catalanes, otra vez más, intuimos desde provincias que los madrileños se van a meter en un lío. En juego la continuidad del bipartidismo PP-PSOE, gane mayoritariamente uno u otro, o la posibilidad de gobierno de coalición de variado espectro. Una persona un voto. ¿Hay alguien de izquierdas ahí?

Para Podemos Ahal-Dugu será de gran importancia el resultado. Les ha faltado tiempo tras la decisión de Iglesias, tras el ascenso de Belarra, tras la victoria de Begoña Alfaro, tras la constitución del nuevo CCN, para publicar una encuesta que nos sitúa fuera del próximo Parlamento foral. Aunque nadie reconoce creer estas encuestas, llega la noche electoral y se cumplen. No estaríamos acertados si no nos tomamos en serio el riesgo de desaparición de la escena política navarra. Podemos encarna en parte la herencia de aquella UNAI de 1977. Duró cinco años y se rompió desde dentro. Creen algunos que en Podemos Ahal-Dugu estamos cuatro pelados nostálgicos. No lo crean. Unos son jóvenes sobradamente preparados de la generación de los 80, como Begoña Alfaro García. Otros, más jóvenes aún, han entrado en el CCN como Nahia Lizaso Pérez e Iruña Erro Saralegui. Otros, muchos, somos jubilados en activo, que teníamos 15 años o más en el mayo francés de 1968. Tuvimos 60 o más en el 15-M de 2011. Cuando nació Podemos nos arrastró como un tsunami. Me faltan los pelados más conocidos: Eduardo Santos, Patricia Ruiz de Irízar, Carlos Amatriain, Eva Istúriz, Rafael Sainz de Rozas. Todos cargos de libre designación en el Gobierno de Navarra y organismos autónomos. Dejo para el final a los dos más genuinos, los que, dejándose pelos en la gatera, trabajan día a día en sus escaños: Mikel Buil y Ainhoa Aznárez. ¡Hay partido!

El autor es profesor jubilado