nrique Maya quiere implantar la enésima gran superficie en esta ciudad contra el criterio de los barrios y de todas las asociaciones de comerciantes de la ciudad. Un empeño incomprensible desde una perspectiva de calidad urbana y de necesidades sociales. Hablamos de Arrosadia, esa zona al sur de la ciudad que formó parte del PSIS de Galar y que, como tantas y tantas cosas que ha tocado la derecha, ha acabado en desastre. Lo que hoy gestionamos son los restos del naufragio.

Cuando aún podemos salvar esa zona inacabada y desangelada, y terminar de colmatarla con un paisaje urbano de calidad, el señor Maya está empecinado en implantar allí un polígono comercial y de oficinas con una superficie de más de 30.000 m2, permitiendo la construcción de un edificio comercial de entre 6.000 y 11.000 m2. Es decir, hablamos de una superficie igual a dos campos de fútbol. Lo más grave e incomprensible, desde el punto de vista de ciudad, es que existe una alternativa muchísimo más interesante que se rechaza sin exponer justificación suficiente para ello. Hablamos de cambiar ese uso comercial, que ni los barrios ni el comercio de proximidad quiere, por un uso principal de viviendas compatible con otros usos. Y esa ordenación, ojo, no es incompatible con las de oficinas (como tampoco con residencias de estudiantes o mayores), con lo que, como se ha sabido esta semana, UGT y CCOO podrían llevar allá sus sedes... Pero, eso sí, sin obligar al vecindario a tragar y al pequeño comercio a arruinarse por implantar otro gran centro comercial como quiere Maya.

Las razones que avalan la oportunidad de esta propuesta son, fundamentalmente, cuatro.

- Razones de carácter social. Esa zona ya está parcialmente urbanizada y no hay marcha atrás, pero en vez de una gran superficie se podrían construir alrededor de 600 viviendas de las que el 70% serían para vivienda social. Estamos hablando de promover más de 400 viviendas protegidas que se podrían destinar a la emancipación juvenil o para familias con dificultades para acceder a vivienda libre. Hablamos de una buena inyección de esperanza. Pero sabemos que al señor Maya le ocupa y le preocupa mucho más construir las torres de los ricos en Salesianos que la vivienda social y es eso, precisamente, lo que tenemos que cambiar.

- Razones sobre modelo comercial. Si queremos defender el modelo de comercio de proximidad no se puede insistir con grandes superficies y, menos aún, defenderlas, como hizo Maya, argumentando que el precio del comercio local es mucho más caro que el de éstas. Eso es un ataque en toda regla al pequeño comercio de barrio, además de una irresponsabilidad como gobernante. Y es que tenemos que ser conscientes de que este polígono comercial se encontraría a 200, 500 y 600 metros de Azpilagaña, Arrosadia o Iturrama, y esto sería demoledor para la trama de su comercio. ¿Por qué insiste el alcalde en este ataque cuando ya consiguió convertir a Pamplona en la segunda población de Europa con más m2 de gran superficie comercial por habitante?

- Razones medioambientales. Ese polígono comercial abundará en el modelo de ciudad fragmentada con modelos de movilidad obsoletos y nada ecológicos, basados en el uso del coche privado para hacer compras. En vez de fomentar la ciudad consolidada con una trama rica fundamentada en una buena y extensa red de comercio de proximidad, la ciudad de los 10 minutos, el señor Maya prefiere construir el enésimo polígono comercial perimetral y aislado, que empuja a sus clientes al uso obligado del vehículo.

Desde la perspectiva de ordenación urbana, la alternativa que proponemos implica dar una solución viable social, estética y urbanísticamente a ese ámbito. Hablamos de la entrada sur a la ciudad. Un polígono comercial no permite elaborar una propuesta de calidad urbana. Sin embargo, eso es perfectamente posible con una ordenación a base de edificación colectiva. No podemos dejar pasar la oportunidad de hacer allí, zona límite de la ciudad, una fachada urbana y una calle de calidad. ¿Cómo es posible que el señor Maya quiera rematar esa zona sur de nuestra ciudad con un polígono comercial?

Visto todo esto, resulta del todo incomprensible que Maya se encabezone en colocar ahí una gran superficie comercial que en esta ciudad nadie quiere ni nadie ha pedido, pudiendo construir vivienda protegida que, en cambio, la ciudadanía sí reclama. Las únicas explicaciones dadas por el alcalde han sido que, en su opinión, nadie querría ir a vivir allí, llegando incluso a decir, por boca del concejal Echeverría, que sería ilegal (exacto, el mismo que dijo que se empieza por un carril bici y se termina en Corea del Norte). Ante tal ridículo, se solicitó un informe técnico de la Gerencia de Urbanismo y éste concluyó admitiendo que es posible incorporar el uso de vivienda en esta zona. Ese informe lo quieren silenciar

Y tampoco se hace comprensible que el PSN le esté apoyando y permitiendo que lo lleve adelante. No es razonable compartir con los demás grupos de la oposición la necesidad urgente de impulsar actuaciones contundentes en materia de vivienda y, cuando tenemos la ocasión de llevar adelante una urbanización de más de 400 viviendas protegidas, se plieguen a los deseos de Maya. Hasta ahora veníamos coincidiendo en las líneas maestras de la política de vivienda, es una pena que ya no sea así, aunque estamos a tiempo de encontrarnos de nuevo.

La gran pregunta que surge es que, si nadie quiere un gran centro comercial, siendo posible la construcción de viviendas protegidas en su lugar, pudiendo ordenar bien esa zona sur y resultando la ciudad y los barrios circundantes beneficiados de esta alternativa, ¿por qué Maya y su tripartito de derechas se empeñan en instalar aquí un polígono comercial, utilizando incluso el engaño para ello? No les gusta que hablemos de sus intereses ocultos, pero lo cierto es que no hemos escuchado hasta el momento ninguna explicación mínimamente razonable, y dudo que lo hagamos.

El autor es concejal del Ayuntamiento de Pamplona-Iruña