Nuevamente asistimos a una injerencia de SOS-Navarra, dependiente del Departamento de Interior, en asuntos concernientes a la Subdirección de Urgencias Extrahospitalarias (SUE): la decisión de localizar un equipo sanitario (medicina-enfermería) en la base de helicóptero de Miluze. Lo hace a través del colectivo autodenominado “Jefas de Sala de SOS Navarra”, el cual envía una carta “a los grupos parlamentarios” con el fin de torpedear la decisión sanitaria, algo que finalmente consigue. Respecto a su contenido, varias puntualizaciones:

La organización interna de la Subdirección de Urgencias Extrahospitalarias compete a dicha Subdirección. No es verdad que se haga desaparecer una ASVA (Ambulancia de Soporte Vital Avanzado, conocida popularmente como UVI-móvil) de Pamplona por muchas veces que lo repitan en su escrito. Se crea una ASVAE (Ambulancia de Soporte Vital Avanzado de Enfermería, UVI-móvil con enfermera-o), entidad reconocida y en marcha en muchas comunidades autónomas y con resultados contrastados (59 ASVAE en todo el territorio español). Seguramente con problemas también, pero esa es harina de otro costal. En todo caso, las necesidades de nuestra Subdirección les corresponde identificarlas y solventarlas a la misma. Sin injerencias externas de una entidad sin competencias sanitarias reconocidas.

La carta de las Jefas hace hincapié en la retirada de una “SVA” del entorno de Pamplona. Es un tema de desconocimiento: el Real Decreto que regula la dotación de este tipo de ambulancias (tipo C) establece que deberán contar con un Técnico en Emergencias Sanitarias, una enfermera-o y “cuando la asistencia a prestar lo requiera deberá contar con un médico” (Art. 4.1). En su momento se decidió que las ASVAs ubicadas en Pamplona tuvieran determinadas dotaciones. Ahora, la autoridad sanitaria correspondiente entiende que, vista la experiencia en otras comunidades (o por las razones que sea), también se va a implantar aquí. ¿Qué tiene que opinar Interior en la organización interna de un servicio sanitario? Es más, ¿por qué motivo se debe tener en cuenta la “opinión (contraria, a tenor de lo citado en la carta) de otros servicios implicados”, que no son sanitarios? Tal vez el despropósito sea, paradójicamente, esto.

¿Que la decisión es política? ¿Qué decisión que se toma en la Administración no es política? El escrito que han enviado las Jefas de Sala, ¿no es político? Y, por cierto, ¿qué sustento real y tangible tiene la afirmación de que “al parecer esto (la decisión de “suprimir” un SVA) se debe a la falta de médicos”?

Es complicado entrar en la argumentación. No dan datos más allá de las medias de actividad del helicóptero y de las ASVAs. Pero se llegan a decir cosas que, cuando menos, requerirían una cierta indagación. No se puede decir que actualmente no se esté atendiendo o que se deje de atender a urgencias vitales y que no se den datos: cuántas, cuándo, dónde, en qué se estaban empleando los recursos, etc. No sabemos si existen procesos de indagación abiertos. Pero que los recursos estén siendo utilizados no quiere decir que estén siendo adecuadamente utilizados. De hecho, el aumento del número de recursos suele conducir, como se puede objetivar a diario, al uso inadecuado de estos. Esto es una tendencia real y contrastable. En no pocas ocasiones (según la citada carta “es más que habitual”), las tres Ambulancias de Soporte Vital Avanzado de Pamplona se encuentran “ocupadas a la vez”. Tal vez debería valorarse, antes de nada, si realmente los tres recursos están atendiendo urgencias vitales reales (o potenciales), o si por el contrario, están siendo utilizadas de manera indiscriminada o, como mínimo, poco ajustada a las necesidades reales de nuestros pacientes. No es infrecuente, de hecho, que las Ambulancias medicalizadas se usen para salvar situaciones que nada tienen que ver con la urgencia vital, por ejemplo, teniendo que realizar labores de traslado de pacientes por motivos diversos y no relacionados con la necesidad real de un Soporte Vital Avanzado Sanitario. Esto sucede, sin ir más lejos, cuando, haciendo gala de un uso irracional y no justificado de los recursos, una ASVA se ve en la obligación de tener que trasladar a un paciente que lo que realmente necesita es una ASVB. Este hecho también es fácilmente contrastable. ¿Puede hablarse aquí, por tanto, de que “habría urgencias vitales que no se podrán atender” si el recurso que tiene que atenderlas está realizando tareas que no son de su competencia? ¿Puede considerarse este tipo de actuaciones un uso racional de los recursos?

Sin ser el motivo principal de este documento, cabe mencionar, por otra parte, que en la citada carta se alude a la activación del helicóptero “para urgencias vitales tiempodependientes”, y se insiste en el hecho de que “no acude a realizar una primera intervención normalmente, si no para trasladar a un paciente que ya se está atendiendo”. Es complicado sustentar (y compatibilizar) semejantes aseveraciones, y supone una importante falta de conocimiento acerca del trabajo que realizamos. Se está obviando el hecho de que, a pesar de que los pacientes puedan estar atendidos adecuadamente por los equipos sanitarios que acuden en primera instancia, estos no poseen, generalmente, el material necesario para realizar muchas de las intervenciones de soporte vital avanzado que las situaciones requieren, teniendo importantes limitaciones (técnicas y logísticas) para la realización de determinadas maniobras, o la aplicación de los tratamientos indicados. Pero claro, esto puede ser difícil de entender (y de explicar) para personal no sanitario.

La susodicha carta sólo nos aporta creencias cuyo principal fundamento argumentativo son esos “20 o 30 años de experiencia” que dicen poseer. Creencias, que no datos. Nosotros y nosotras también tenemos creencias sobre la Sala de Coordinación del 112, cómo tendría que funcionar y de quién tendría que depender para, a nuestro entender, mejorar la atención a la población. Incluso las tenemos sobre nuestro propio servicio. Pero para mejorar hay que establecer controles de calidad, tener datos y esos, en casos de haberlos, se los guarda SOS para sí. l

Los autores son: Karlos Irujo (enfermero SUE), Jorge Biurrun (enfermero SUE), Luis Arce (médico SUE), Roncesvalles Aniz (enfermera SUE), Pilar Maraví (enfermera SUE), y Carlos Sesma (enfermero SUE)