Hoy es el Día Internacional de la Juventud, jornada perfecta para reflexionar sobre los retos que la juventud navarra tiene ante sí para el presente y el futuro más próximo. Navarra no es ninguna isla y los problemas que nos afectan son parecidos a los que ocupan al resto de Europa. Los y las jóvenes navarras nos enfrentamos a retos tan importantes como la crisis climática, el acceso a un empleo de calidad, la igualdad entre mujeres y hombres o la digitalización. Desafíos comunes al resto de juventudes europeas.

Desde la crisis de 2008 convivimos en los medios con titulares poco o nada optimistas sobre la juventud. Somos protagonistas por nuestras limitaciones en el acceso a la vivienda, a un trabajo estable o por la más que conocida fuga de talentos a países extranjeros. Nadie duda de que son realidades que afectan directamente en la juventud, pero hay otras muchas que caen en el olvido y que influyen en la sociedad actual, tales como la salud mental, circunstancia que ha quedado más que agravada a causa de la pandemia de la covid-19.

La falta de empleo y las altas tasas de paro se han convertido en monotema entre una juventud que se muestra preparada, con una formación superior y de calidad. No obstante, la temporalidad, que sensiblemente afecta más a la juventud y los trabajos precarios frustran nuestras expectativas en el acceso al mercado laboral. Estas circunstancias hacen necesario sentar bases sólidas que eviten la fuga de talento fuera de nuestras fronteras y que aquellos perfiles más cualificados encuentren su futuro aquí, y no a miles de kilómetros. El hecho de que la juventud navarra pueda desarrollarse en casa es doblemente positivo. Por una parte, permite al joven trabajador estar cerca de su familia, de sus amistades, mantener su arraigo, y por otro lado, Navarra se ve directamente beneficiada por las aportaciones de conocimientos de calidad y talento que realizan esos jóvenes potenciando así el futuro industrial y empresarial de nuestra Comunidad.

Navarra cuenta además con una juventud tolerante en su mayoría, aspecto que debemos resaltar en positivo. Así lo refleja un reciente estudio del Observatorio de la Juventud, que asegura que la juventud “en Navarra y Euskadi no perciben la inmigración como una amenaza o competencia respecto a los recursos”.

“En el colectivo de jóvenes se observa una naturalización del fenómeno migratorio, y una mayor tolerancia y sensibilidad hacia las personas migrantes”, aseguró Ariana Pérez, coordinadora del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica e investigadora del estudio.

¿Cuántas veces nos hemos sentido señalados por la sociedad y por los medios de comunicación? Se nos ha puesto en el punto de mira resaltando aspectos negativos como la falta de esfuerzo, pocas ganas de trabajar o falta de valores y principios necesarios para la convivencia. Es hora de que desmintamos estos tópicos, ya que al igual que en cualquier grupo social, entre los jóvenes también encontramos de todo.

Y es que en positivo aportamos mucho. En Navarra es algo más que visible. Contamos con jóvenes que dinamizan la cultura, el tejido social de barrios y pueblos, la promoción de los derechos humanos, el euskera, la convivencia o la paz y la justicia social, y que se muestran comprometidos con la lucha contra el cambio climático y sensibilizados para lograr la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.

No podemos dejar pasar por alto la creciente despoblación del medio rural, un problema estructural existente desde hace décadas al que afecta directamente la baja tasa de natalidad que perpetúa el envejecimiento de la población. La llegada de jóvenes familias a municipios en riesgo de despoblación supone un soplo de aire fresco para estos pueblos, que ven en la juventud una oportunidad de mantener vivo el medio rural. No obstante, los y las jóvenes también queremos poner de manifiesto las dificultades con las que nos encontramos a la hora de encontrar recursos e infraestructuras en el medio rural, ya que pese a que se han dado grandes pasos y se cuenta con un apoyo institucional que antes era inexistente, todavía queda mucho camino por recorrer.

Pero esto no acaba aquí. A nivel global se nos avecinan retos mayores como el cambio climático, cuyos efectos irán aumentando progresivamente, o la transformación digital, que mientras algunos lo ven como una oportunidad hay quien lo ve como una amenaza, pues pone en peligro muchos puestos de trabajo. Son cuestiones muy cercanas y que afectan a nuestro día a día, pero sobre todo son cuestiones que preocupan también en Navarra, pues como decía al principio, no somos ninguna isla.

En definitiva, tenemos mucho trabajo por hacer, muchos desafíos por delante, pero también tenemos ganas, ilusión y responsabilidad. La juventud navarra quiere decidir por sí misma. Es nuestro momento y sabemos que somos el futuro. Vamos a ser uno de los principales grupos sociales en sufrir las consecuencias de la covid-19 y por eso ahora toca apostar por nosotros y nosotras, con una formación cualificada, empleos de calidad, facilidades en el acceso a la vivienda y al mercado laboral. El futuro debe hacerse oír y esta juventud es el futuro. Gu gara geroa!

El autor es secretario general de EGI Nafarroa y concejal de Geroa Bai en el Ayuntamiento de Villava-Atarrabia