El gobierno municipal de la anterior legislatura llevó a cabo una iniciativa con comedores de las escuelas infantiles que, a priori, es de interés común en Pamplona, la de ahora y la del futuro. Se firmó un contrato para suministrar a esos comedores con producto ecológico de cercanía. De esta manera, además de apostar por la salud del alumnado, se apoyaba la producción sostenible de la propia comunidad autónoma. En febrero este contrato termina. Las personas implicadas solicitan al Ayuntamiento que prorrogue el contrato hasta junio y así no suponga un descalabro a final de curso. También los productores de este contrato constatan una necesidad de aumentar la partida por la subida de los suministros. Pero el Gobierno de Maya no ha hecho ninguna muestra pública de protección.

Nuestro Ayuntamiento es uno de los cien del mundo comprometidos desde 2015 con el Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán. Entre los principios de este pacto se encuentra “Promover la sostenibilidad en el sistema alimentario”. Tenemos ya una acción en ese sentido que funciona, pero no la protegen. En el Pacto se emplaza a las ciudades firmantes a emplear el Marco de Acción del Pacto como punto de partida para organizar un sistema alimentario urbano propio. Los comedores municipales suscritos a este contrato ya son piezas de ese sistema que debemos construir. Debieran mimarse, por su trascendencia y referencialidad. Pero los infravaloran.

Este Marco de Acción contiene una serie de acciones recomendadas que hoy, ante los estertores de la legislatura y con una estructura UPN/Na+/PP navarro decadente, se convierten en sumamente recomendables:

-Transformar la Administración competente para mejorar la acción pública al respecto.

-Generar órganos participativos municipales de las partes interesadas.

-Aumentar recursos destinados a este sistema alimentario.

-Desarrollar estrategias de reducción de riesgo para aumentar la resiliencia urbana que depende en su mayor medida de que el avituallamiento de alimentos no falle.

Proyectos como el de las escuelas nos interesan a toda la ciudadanía tengamos el punto de vista que tengamos sobre la vida.

Por otra parte, la famosa Agenda 30, también asumida por el Ayuntamiento, se basa en criterios que se alinean totalmente con este modelo de comedores. Porque promueven la transición energética, van encaminados a crear comunidad más resiliente y otro tipo de roles de los agentes ciudadanos, a crear una red verde que a su vez ofrece servicios ecológicos integrales, promueven un modelo de sostenibilidad sincero con la cotidianeidad de la comunidad escolar y en la agricultura. Respecto a la Agenda 30, el Ayuntamiento confiesa en sus documentos oficiales que necesitamos un cambio profundo y una regeneración urbana que contribuya a nuestra recuperación y resiliencia. Y que estamos ante peligros y vulnerabilidades a consecuencia del cambio climático que necesitan capacidades de adaptación. Este modelo de comedores son un ensayo de lo que debemos crear para todo el medio urbano.

Por último, en los documentos del Next Generation también se recoge el deber de crear empleo y la reconstrucción sólida y resiliente. La mayor fuente de resiliencia y seguridad vital para una comunidad humana es ser soberana sobre la producción de su sistema alimentario. Y la solidez de una comunidad comienza en el sector primario como base de la economía, y en la salud física, mental y social de las personas.

Lo cojas por donde lo cojas, estos comedores son un acierto, nos interesan a toda la gente de la ciudad, representan el futuro hacia donde deben ir los sectores económicos alimentarios, aumentan la salud de las generaciones venideras y de los ecosistemas de los que dependemos. Y son la plasmación de las obligaciones que el Ayuntamiento ha firmado y tiene consigo mismo.

Por último, la transformación social hoy es el mayor nicho de empleo que existe. No con un modelo de empleo como el que conocemos, eso sí. Y los elementos conservadores de política y economía temen al cambio, porque temen perder el control y la hegemonía. Pero su temor es un peligro para el resto, porque les lleva a tomar decisiones incorrectas y trascendentales que ahondan el problema común. El problema está en que se toman decisiones por intereses privados que no públicos. Y en estos tiempos de crisis eso representa un peligro hasta para quien lo está decidiendo. Este gobierno municipal necesita ser relevado. Así mismo su modelo político superado y el modelo económico que representan debe evolucionar profundamente en aras del bienestar común y la seguridad vital.

La autora es miembro de Iruña Gerora