Desgraciadamente, el Partido Socialista de Navarra no tiene la menor intención de desarrollar la Agencia de Transición Energética de Navarra. Pese al mandato expreso de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que recoge su creación a través de un proyecto de ley en el plazo de seis meses. Porque ese plazo, esos seis meses, expiraron el pasado mes de octubre. Quedó meridianamente claro en el debate acerca del estado de la Comunidad que se celebró en noviembre, y, por tanto, más allá del plazo establecido inicialmente por la Ley de Cambio Climático. Quedó meridianamente claro con su voto negativo a la propuesta que planteamos desde Geroa Bai.

No tiene la menor intención de darle el visto bueno. No al menos en los términos planteados desde Geroa Bai. Pese a su imperiosa urgencia. Pese a su inaplazable necesidad.

O sí la tiene… pero planteándola como un ente completamente ajeno a los fines que debiera perseguir y con unas funciones capadas, de forma que no intervenga ni tan siquiera en la comercialización de energía eléctrica en régimen de libre competencia ¡dirigido a las Administraciones Públicas de Navarra y su sector público institucional!

No digamos ya nada respecto a la posibilidad de producir o coproducir esa energía junto con empresas privadas u otras instituciones públicas, como pudieran ser las entidades locales de nuestra comunidad. Se echarían las manos a la cabeza perjurando de la posibilidad de crear un engendro como ese, pues ya nos recordaron en un reciente debate parlamentario la debacle de la empresa pública de Barcelona. ¡Pero se les olvidó –o no lo conocían– el gran éxito de la empresa pública noruega Statkraft! Éxito que le ha llevado a expandirse e invertir en todo el mundo… en el sector de la energía renovable. Y que ¡casualmente! se ha convertido en la empresa de los ojitos de la izquierda abertzale, que –donde dije digo, digo Diego– está dispuesta a levantar en terrenos de la vecina Gipuzkoa, molinos de más de 200 metros de altura. Debe de ser que su carácter público está por encima de cualquier otra consideración… aunque lo vistan como quieran.

A nuestro entender la Agencia de la Transición Energética de Navarra debería constituirse como sociedad pública, para contribuir al cumplimiento de los compromisos forales en el ámbito de la transición energética; conseguir un modelo energético sostenible, sustentado en las fuentes de energía renovable, la generación distribuida y el autoconsumo; auspiciar la lucha contra el cambio climático y sus consecuencias, así como la promoción de la adaptación a las mismas; fomentar y ejecutar actuaciones en materia de eficiencia, gestión y ahorro energéticos; elaborar estudios y análisis en materia de transición energética; y, finalmente, fomentar la iniciativa energética pública en todos los ámbitos institucionales.

Lógicamente, para el cumplimiento de sus fines debería poder realizar inversiones directamente o apoyar mediante préstamos, avales u otros instrumentos las inversiones realizadas por entidades públicas, en coordinación con Sodena, priorizando las realizadas por entidades sin ánimo de lucro –teniendo esta consideración las realizadas por comunidades energéticas–, en el caso de inversiones de entidades privadas.

¿Con qué funciones? Con la de desplegar las acciones necesarias para la plena ejecución del Plan Energético de Navarra, y velar por el cumplimiento de sus objetivos; además de promover la implantación y gestionar sistemas de producción de energía renovable, autoconsumo y generación distribuida, sistemas de almacenamiento o gestión de energía, de recarga de vehículo eléctrico y proyectos de movilidad sostenible en la Comunidad Foral.

Amén de comercializar energía eléctrica en régimen de libre competencia, gestión de la venta de excedentes energéticos de instalaciones de autoconsumo, recogida y análisis de los datos de consumo y participar en la gestión inteligente de la demanda y en otros servicios del sistema eléctrico, todo ello dirigido a las Administraciones Públicas de Navarra y su sector público institucional. Punto este en el que el Partido Socialista, incomprensiblemente, se baja del tren del futuro. Incomprensiblemente, digo, porque sus colegas riojanos sí que están dispuestos a coger ese tranvía.

Debería, también, promover el desarrollo de proyectos pioneros o estratégicos para Navarra en el ámbito energético; así como proponer y ejecutar actuaciones para impulsar la eficiencia energética y la gestión inteligente de la energía y el uso de las energías renovables para el autoconsumo y la generación distribuida mediante recursos locales y renovables; y fomentar el uso del transporte eléctrico y los vehículos de cero emisiones.

Tendría otra batería de funciones como: elaborar estudios e informes técnicos sobre tecnologías y sistemas energéticos, hábitos de consumo y vulnerabilidad de los diferentes sectores económicos; participar en proyectos competitivos de todo ámbito para la puesta en marcha de iniciativas relacionadas con las funciones y objetivos de la Agencia; proporcionar asesoramiento y apoyo técnico a las diferentes administraciones públicas forales y locales; desarrollar campañas de información y sensibilización ciudadana dirigidas a impulsar la democratización de la energía y ofrecer herramientas formativas y técnicas a profesionales –y a la ciudadanía en general– en materia energética y cambio climático para abrir a la participación ciudadana los proyectos energéticos que promueva la propia Agencia, tanto en su diseño como en su financiación. Consideramos fundamentales esa formación e información.

La derecha suele recordar que Navarra fue pionera en el desarrollo de la energía proveniente de fuentes renovables. Lo comentan con añoranza, pero, al parecer, sin ánimo de impulsar una Agencia como esta.

¿Rememoramos EHN, y lo que supuso? ¿Recordamos cómo desapareció, o quién la finiquitó? Pues eso…

El autor es parlamentario de Geroa Bai