Kattalingorri es una asociación de colectivos LGTBIQ+ con una manera de funcionar muy asamblearia, con mucha ilusión y compromiso. Desde principios de este siglo, Kattalingorri ha trabajado permanentemente por la visibilidad, promoción, sensibilización, reconocimiento y dignidad de los colectivos de cada una de sus letras o de varias, porque nos preside la diversidad y la asamblea.

Nada que ver con un lobby, dicho esto para evitar la tentación de quien quiera manchar nuestra realidad y/o nuestra dignidad. En Kattalingorri pusimos en marcha un servicio de atención que no existía y con el que soñábamos. Con precariedad, con voluntariado, con un conocimiento más práxico que elucubrativo, con muchas ganas y más amor, todas las tardes tratábamos de aprender, clarificar y acompañar los sentimientos de identidad sexual y/o de género que se nos presentaban. Y con orgullo. Sí, el orgullo del 28J extendido a todo el año en lucha por nuestros derechos. Toda esa labor de atención y acompañamiento suponía nutrir Kattalingorri de personal, de argumentos, de presencia en la sociedad y de razones de existir. En ocasiones, llenábamos calles y plazas desde un pequeño local de Aldapa 3. Por fin, en aquel gobierno del cambio presidido por Uxue Barkos se hizo realidad nuestro sueño. En 2016 comenzó su andadura Kattalingune, servicio público del Gobierno de Navarra para la atención y promoción LGTBIQ+, gestionado por Kattalingorri.

Así, en más de seis años de arduo trabajo, Kattalingune ha ido creciendo en personal, atención, acompañamiento y en dar a conocer a la sociedad nuestras realidades. Dicho trabajo ha sido importante en la conquista de derechos humanos básicos para la comunidad LGTBIQ+. En septiembre de 2021, en la inauguración del local que ocupa Kattalingune, estas fueron las palabras de la presidenta del Gobierno de Navarra María Chivite: “A los colectivos abanderados de la diversidad sexual, quiero agradecer su labor social y lucha incansable frente a la intolerancia, el miedo y el odio. No estáis solos, tenéis en el actual gobierno un aliado. El avance de derechos es más fácil cuando las instituciones y entidades sociales vamos juntas”.

Ahora resulta que sufrimos de desamor y el gobierno ya no nos quiere, ya no vamos juntas instituciones gubernamentales y colectivos sociales. Ahora el INAI no nos acompaña ni nos soporta. Ahora, 15 meses después, nos dice que no somos buenas profesionales y nos tiene que reducir el presupuesto, los servicios y el personal. Nuestro servicio se basa en la libertad y en la aceptación más implicada de la diversidad. Somos personas libres, somos diversas, no nos vamos a someter ni a vuestros recortes ni a vuestros intereses partidistas.

Hace 15 meses el Gobierno de Navarra presumía del aumento presupuestario anual al servicio Kattalingune. Se nos hablaba de aumentos de fondos al servicio para poder extenderse a otros puntos del territorio, es decir, para descentralizar el servicio público y que el servicio se acerque a las zonas rurales y a los lugares donde más se necesita. Ésta, decía el gobierno, es la apuesta del INAI. Y yo, que estoy maleade y me creo pocas cosas, no dejo de preguntar: ¿Cómo es posible que la apuesta del Instituto Navarro para la Igualdad haya cambiado tanto en un año? Tal parece que el nuevo subdirector del INAI para la atención LGTBIQ+ ha llegado para poner freno a lo que antes eran apuestas del INAI y del Gobierno. Pero un subdirector no tiene tanto poder. ¿Quién te manda? ¿Cómo es posible que traiciones a tu gente y a tus colectivos? Eso no es libertad, no es diversidad, no es humanidad.

Ahora el Gobierno de Navarra se olvida de lo bien que funcionaba Kattalingune hace un año. El Gobierno presumía de que en el servicio habían participado más de mil personas en el primer semestre del año 2021, y se habían atendido a 250 personas. Son palabras de nuestra ilustre presidenta. Un año después, las mismas profesionales que entonces ya no son buenas trabajadoras y vaguean. Hay que atarles en corto. En lugar de algo más de seis jornadas de trabajo, que cubren siete personas, solo hacen falta cuatro porque, dicen representantes del INAI, “el servicio está sobredimensionado”. ¡Ja! Y yo, que tengo complejo de espejo, le digo al Gobierno de Navarra que lo más sobredimensionado es el propio gobierno, sus emolumentos y sus estómagos agradecidos.

Un servicio público de calidad, como el que el gobierno defendía hace un año, nunca está sobredimensionado, siempre va a estar a falta de recursos porque siempre queda trabajo por hacer: llegar al último rincón de Navarra, de prevención, de publicación y visibilidad, de información, es un servicio transversal. Siempre se necesita más recursos y más personal para una mayor eficiencia en la protección de las personas y en la conquista de derechos. Después de un cuarto de siglo de lucha, Kattalingorri te denuncia y te cuestiona, consejero Remírez: no queremos una oficina LGTBIQ+ donde puedan acudir algunas personas, queremos un servicio público, universal, de calidad y gratuito.

Kattalingune en su quehacer y Kattalingorri en su gestión hemos recibido el beneplácito de todos los grupos parlamentarios excepto del PSN y de Podemos-Ahal Dugu. Desde aquí agradecemos a Navarra Suma, a Geroa Bai, a EH Bildu y a Izquierda-Ezkerra el apoyo recibido. No entendemos que el PSN recorte un servicio público de calidad y necesario. No entendemos que Podemos-Ahal Dugu secunde semejante recorte en Navarra mientras implementa políticas LGTBIQ+ desde el Ministerio de Igualdad en Madrid y fabrica la ley Trans con la participación e implicación de los colectivos LGTBIQ+, ley ya aprobada en el Congreso de les Diputades, también por el PSOE.

Pero todo esto es más grave, si cabe, cuando hablamos del procedimiento llevado a cabo. El INAI saca un pliego para la licitación del servicio Kattalingune con unas condiciones de gravísimo recorte, no solo en los fondos, sino también en el personal que trabaja en ese servicio. Nadie se presenta a esa licitación, tampoco Kattalingorri, porque son condiciones inaceptables e inasumibles para la continuidad del servicio.

Entonces, nos dice el INAI que van a pedir a Gizain, empresa pública, que sea quien gestione el servicio Kattalingune. Condición ineludible: aplicar los graves recortes. El INAI nos habla de posible subrogación de las trabajadoras, algo que tendría que hacer Gizain, pero el INAI no sabe si se puede hacer, ni cómo encajarlo legalmente, no sabe si la subrogación sería para las 4 que continúan o también para las 3 despedidas.

No sabemos la respuesta de Gizain, ni siquiera sabemos si ya se lo han planteado, ya que la improvisación, el despropósito y la falta de planificación han sido la constante de tal desaguisado. Mientras tanto, desde el 31 de diciembre, el servicio pasa de 7 trabajadoras en 6 jornadas completas a 4 trabajadoras con 4 jornadas completas. Pero semejante recorte en personal y en las capacidades nunca fue planteado ni a los colectivos LGTBIQ+, ni a la asociación de esos colectivos, que es Kattalingorri, y que gestionaba el servicio Kattalingune hasta acabar el año 2022.

Es decir, es un grave recorte impuesto por el INAI. No hay negociación posible. El diálogo ha sido estéril debido a la imposición ineludible. Además, por el Parlamento de Navarra, en los presupuestos para el gobierno en 2023, fue aprobada una partida de 248.000 € para el servicio Kattalingune. El INAI solo va a destinar a Kattalingune 205.000€. ¿Qué va a pasar con los 43.000 € que ya están aprobados y que el INAI no va a destinar a Kattalingune? Si el INAI destinara a Kattalingune el total de la partida aprobada por el Parlamento no habría ningún recorte, seguirían las 7 personas y el servicio como hasta el 31 de diciembre. ¿Por qué ese empeño de PSN y Podemos-Ahal Dugu en no destinar la partida completa ya aprobada? ¿Por qué ese empeño de PSN y Podemos-Ahal Dugu en ese recorte de personal y calidad de un servicio público que ha funcionado tan bien y tan correctamente?

Estamos a tres meses de elecciones forales. Creemos que el INAI y la Consejería de Presidencia deben dar marcha atrás en su decisión de recortar el servicio Kattalingune. Que sean el Gobierno, el Parlamento y el INAI resultantes de las elecciones, junto con los colectivos LGTBIQ+ quienes asuman la licitación o el rumbo que tenga que asumir Kattalingune. Quienes están a punto de terminar la legislatura no hipotequen el futuro.

El autor es presidente de la asociación Ilota Ledo