El pasado sábado, día 4 de marzo, tuvo lugar una manifestación de protesta de los vecinos de un lugar llamado Erripagaña.

El que suscribe, vecino de dicho lugar, no pudo asistir, en contra de su voluntad, por lo que pido disculpas a todos y cada uno de los asistentes.

Al grano: ¿se imaginan ustedes a ciudades y villas de esta comunidad, como Tafalla (+/- 10.700 habitantes), Sangüesa (+/- 5.000 habitantes), Elizondo (+/-3.700 habitantes) o Estella (+/- 14.000 habitantes), sin dotaciones ni servicios? (centros de salud, guarderías, colegios públicos, institutos, etcétera) ¡a todos y cada uno de estos lugares! A mí, personalmente, me parecería una aberración, un abandono total de sus habitantes, un insulto a sus pobladores, que pagan sus impuestos y que por lo tanto tienen que recibir, a cambio, un mínimo de dotaciones y servicios como los enumerados anteriormente. Pues bien, todos estos lugares, y otros más pequeños que no nombro porque sería una lista larguísima, tienen estas dotaciones, a Dios gracias y a la Administración de esta comunidad que se las ha facilitado.

Erripagaña, lugar de esta comunidad, con 14.000 habitantes en la actualidad y que las previsiones dicen que se van a superar los 17.000 habitantes en no muy largo plazo, que por número se sitúa como el tercer núcleo de población de Navarra, personas que también pagan sus impuestos puntualmente, como todos, y que tienen la desgracia de pertenecer a cuatro ayuntamientos (Burlada, Pamplona, Egüés y Huarte), no tienen nada, absolutamente nada, es como vivir en el desierto de las dotaciones y servicios. En vez de pertenecer a Navarra parece que somos de Teruel. ¡No existimos! para nada, excepto para pagar impuestos a cambio de... nada.

Eso sí, el Sr. Ayerdi, consejero de Ordenación del Territorio, Vivienda, Paisaje y Proyectos Estratégicos del Gobierno de Navarra, ya se ha preocupado de decorar nuestro paisaje con un proyecto de 90 pisos de protección oficial en el talud de Beloso (perteneciente a Erripagaña) para cargar a este lugar con más viviendas y de paso seguir cobrando tasas de terrenos, licencia de obras y demás impuestos que correspondan. Para eso sí existimos.

En mayo hay elecciones, los alcaldes que se vayan pasarán la patata caliente a los que entran, los cuales harán equipo con los que se quedan para seguir haciendo nada y nosotros, los habitantes de Erripagaña, nos quedaremos con las bonitas palabras de los políticos, aquellas palabras que nunca se cumplen.

Yo, como vecino, me siento estafado, pero me encuentro con que no tengo a quién denunciar por estafa, porque son nuestras amantísimas administraciones las que me están estafando (creo que se puede llamar “estafado” al que contribuye con sus impuestos sin recibir nada a cambio).

Por favor, señores políticos, tengan ustedes un poco de vergüenza y pongan remedio a esta injusticia que estamos sufriendo.