Un reciente artículo estima que Carlos V dio amnistías a los navarros agramonteses, pero Carlos V y I de España no fue educado para dar amnistías por el cardenal que lo educó y al que luego hizo Papa y nunca dio una sola amnistía. Que yo sepa instaló los “ajusticiamientos” públicos con la guillotina y en masa en las plazas de las ciudades castellanas para que fueran ejemplo de las poblaciones que no lo querían para rey de Castilla. Después envió sus tropas y combatió a muerte a los germanos sublevados en Valencia y ya con el estigma hecho, firmó la rendición de Hondarribia y su fortaleza.

Como temas personales Carlos I de Castilla hizo asesinar al mariscal Pedro de Navarra y al conde de Salvatierra. Después de guerrear por diversas partes (no me da para extenderme en un artículo de prensa), una vez muerto el Papa que le enseñó el oficio y como no le gustara el nuevo, invadió el Vaticano emulando en locura a Nerón y también pegó fuego a Roma. El artículo que mencionan los autores cita un libro del año 2022 como escrito por Tarsicio Azcona, cuando éste ya llevaba varios años fallecido y no le corresponde a él sino al director del AGN.

Repetir una falsedad múltiples veces se convierte en una realidad, como ya dijo un ministro de propaganda del Reich alemán de su época y lo digo también porque el artículo reincide desde el titular en que Carlos V dio “amnistías a los navarros agramonteses”. Para empezar no hubo agramonteses y beamonteses ni una guerra civil en Navarra. Ya que el autor del artículo (Tribunas, 13 de septiembre de este año) señala que la guerra civil de Navarra comenzó el año 1451, falsea la historia ya que no hubo tal guerra civil. El rey usurpador del cargo y probable asesino de su esposa la reina Blanca y después de su propio hijo, estuvo todas la décadas de 1450 y 60 pagando las mesnadas castellanas que le ayudaron en la dominación del reino de Navarra con bienes, títulos, haciendas y derechos, lo que dio lugar a protestas de pueblos y propietarios de bienes y derechos por las privatizaciones que les aplicó don Juan y que produjeron alborotos y demandas en los pueblos perjudicados que la princesa Leonor luego fue calmando.

Lo recogen en los 52 volúmenes de José Ramón Castro y Florencio Idoate sobre los documentos del Archivo de Comptos. De los dos únicos muertos que pueden contabilizarse, uno lo fue por motivos familiares: el del hijo del mariscal por un Beaumont por haber rechazado el matrimonio su hermana y el del obispo Etxabarri, que lo mató Pierres de Peralta, por orden de don Juan cuando era asesor de su hija Leonor que actuaba como su sustituta en el gobierno de Navarra por aconsejarla frente a él. Totalmente demostrado con datos y señales en el tomo II de Los obispos de Pamplona por Goñi Gaztambide. Habláis de perdones de Carlos I de Castilla, pero decidme: ¿el perdón a los rebeldes de Castilla a guillotina, fue antes o después de los crímenes en las plazas públicas castellanas?

Mencionáis la “visita” de Carlos V o I (como lo era para Castilla) cuando fue para encabezar su intento de conquistar todo el norte pirenaico desde Baiona a Toulouse y que resultó un total fracaso como lo relato en mi libro del año 2001. El “perdón” que realizó, en los años 1522 y 1523, no fue para perdonar sino para asentar en ellos la lista de los navarros excluidos de tal perdón que vienen en ambos casos; no los perdonados sino los excluidos, no por perdonar sino por hacer la lista de los navarros excluidos de los mismos, donde figuran desde alcaldes de pueblos, zonas sublevadas enteras y hasta personas muertas. Lo mismo para que se fugaran los que no habían muerto ya y sumaban unos 150. Si queréis ver la lista basta con que leáis mi reciente libro Relato sociológico de la conquista de Navarra 1512-1524.

No voy a exponer todos los pasos que se dieron para llegar a la toma de Hondarribia, que se produjo en marzo de 1524 y se hallaba sublevada desde noviembre de 1522 (poco más o menos desde el asesinato del mariscal de Navarra por orden del rey Carlos I de Castilla) ni entrar a explicar la persistente búsqueda de bandos que hacen los autores del artículo, puesto que en Navarra se relacionaban las familias por matrimonios y no tenemos posibilidad de ir sumando o restando en cada familia, para intentar encontrar lo que no existió. La formación de las familias se llevaba a cabo por intereses económicos y no por intereses políticos. Estos los fueron marcando desde Madrid a partir del año 1512.