Durante los últimos dos años, Armenia, con la asistencia de la comunidad internacional, ha hecho todo lo posible por restablecer la paz y la estabilidad en la región del Cáucaso sur. Sin embargo, el Gobierno de Azerbaiyán, con todas sus actuaciones de estos últimos años, está demostrado que no quiere la paz: al contrario, desea mantener la región en constante conflicto, al objeto de hacer creer a su pueblo que su país estaría en guerra y, de esta forma, mantenerse el clan Aliyev en su poder dictatorial. Así, la situación humanitaria actual en Nagorno-Karabaj puede destrozar las perspectivas de paz en toda la región del Cáucaso Meridional, y más allá. Juzguemos la situación, no en base a conjeturas, sino de hechos objetivos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos se inicia con el reconocimiento de la dignidad inherente y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, que son el fundamento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo. Independientemente de dónde vivan, todos los seres humanos tienen derechos y dignidad inherentes y deben ser tratados con el mayor respeto y cuidado, incluso en tiempos de guerra. Desafortunadamente, la gente de Nagorno-Karabaj se ve privada de ese trato, ya que se encuentra bajo un bloqueo total y, desde el 19 de septiembre, bajo el bombardeo continuo por parte del ejército azerí.

Para conocer más de cerca la situación en Nagorno Karabaj (Artsaj, en su denominación de origen), estableceremos a continuación la siguiente cronología.

9 de noviembre de 2020: Una declaración trilateral firmada por los líderes de Armenia, Rusia y Azerbaiyán establece, en su párrafo 6º, que "el corredor de Lachin (de 5 kms. de ancho), que proporcionará una conexión entre Nagorno-Karabaj y Armenia, permanecerá bajo el control del contingente de paz de la Federación Rusa".

12 de diciembre de 2022: Azerbaiyán bloquea el corredor de Lachin con un falso pretexto activista-ambiental. Desde entonces, semejante bloqueo ha provocado una grave escasez de alimentos y medicamentos. Antes del bloqueo, un 90% de todos los alimentos consumidos se importaban de Armenia. Desde entonces, la población de Nagorno-Karabaj no recibe, diariamente, las 400 toneladas de artículos de primera necesidad que precisa. Así, existe una gravísima escasez de alimentos, incluidos para bebés, harina, azúcar, así como medicamentos, combustible, etcétera. Además, casi todo el trabajo agrícola se ha detenido debido a la falta de combustible y de los bombardeos de las fuerzas armadas de Azerbaiyán: unas 10.000 hectáreas de tierra adyacentes a la línea de contacto permanecen sin cultivar.

20 de diciembre de 2022: El Consejo de Seguridad de la ONU debate el tema por primera vez. Una abrumadora mayoría de miembros del Consejo reclama a Azerbaiyán el levantamiento del bloqueo.

Parcialmente, desde diciembre de 2022, y, por completo desde marzo de 2023, Azerbaiyán interrumpió el único suministro de gas natural a Nagorno-Karabaj, con el consiguiente impacto humanitario: el cese del funcionamiento de los hospitales, la interrupción del proceso educativo en escuelas y guarderías, la suspensión de instituciones vitales y servicios sociales, la eliminación de la calefacción y agua caliente en los hogares, el agotamiento del combustible para todo tipo de vehículos...

Desde el 9 de enero de 2023, Azerbaiyán ha interrumpido, también, el suministro de electricidad: el de la única línea de alta tensión existente entre Armenia y Nagorno-Karabaj. Desde entonces, al depender únicamente de los limitados recursos eléctricos locales, Nagorno-Karabaj sufre interrupciones casi permanentes en el suministro de electricidad.

22 de febrero de 2023: La Corte Internacional de Justicia aplicó una medida cautelar en virtud de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, según la cual Azerbaiyán debe "tomar todas las medidas a su alcance para garantizar el movimiento sin obstáculos de personas, vehículos y carga a lo largo del corredor de Lachin en ambas direcciones".

23 de abril de 2023: En violación de la decisión de la Corte Internacional de Justicia y la Declaración Tripartita del 9 de noviembre de 2020, Azerbaiyán estableció un formidable puesto de control militar en el corredor de Lachin.

15 de junio de 2023: Azerbaiyán va aún más lejos, bloqueando completamente el corredor de Lachin, cortando cualquier acceso a Nagorno-Karabaj, incluso de carácter humanitario; también al Comité Internacional de la Cruz Roja.

6 de julio de 2023: La Corte Internacional de Justicia confirma su medida provisional de 22 de febrero de 2023.

25 de julio de 2023: El CICR, la única organización humanitaria internacional que ha operado en Nagorno-Karabaj durante más de 30 años, afirma: "A pesar de los esfuerzos persistentes, el CICR actualmente no puede brindar asistencia humanitaria a la población civil a través de Lachin corredor o por otras rutas".

26 de julio de 2023: La República de Armenia, y posteriormente el Gobierno de Francia, envían ayuda humanitaria, que permaneció casi dos meses en la entrada del corredor de Lachin. La parte azerí impidió su tránsito hasta el pasado día 10 de septiembre.

2 de agosto de 2023: El Secretario General de la ONU reiteró su profunda preocupación por los problemas de libertad de movimiento a lo largo del Corredor de Lachin, recordando su declaración anterior sobre la necesidad de cumplimiento de las decisiones de la Corte Internacional de Justicia. El Secretario General expresó, además, su especial preocupación por el deterioro de la situación humanitaria, reclamando "medidas urgentes para garantizar el acceso a la entrega de asistencia humanitaria a las poblaciones necesitadas".

7 de agosto de 2023: El Panel de Derechos Humanos de la ONU expresó su preocupación por el citado bloqueo al provocar que «la población esté experimentando una escasez aguda» de modo que "las vidas de los residentes, especialmente niños, personas con discapacidad, ancianos, mujeres embarazadas y las personas con problemas de salud corren un grave riesgo".

16 de agosto de 2023: El Ministro de Relaciones Exteriores de Armenia, Ararat Mirzoyan, participa en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU ante el empeoramiento de la situación humanitaria en Nagorno-Karabaj. Los embajadores de la mayoría de los países de la ONU reiteraron la necesidad de su desbloqueo.

19 de septiembre de 2023: Azerbaiyán desata un nuevo ataque armado a gran escala contra la población de Nagorno Karabaj, mediante el falso anuncio de una «campaña militar antiterrorista en la región», provocando la muerte de decenas de personas; entre ellas, dos niños.

20 de septiembre de 2023: Se establece la primera ronda del proceso de conversaciones entre los Gobiernos de Azerbaiyán y Nagorno Karabaj, en la ciudad azerí de Yevlax, tras varias horas de contactos; un día después de un nuevo alto el fuego tras la ofensiva de Azerbaiyán. Este ataque provocó el desarme del Ejército de Defensa de Artsaj y contactos encaminados para la "reintegración" de esa región armenia en Azerbaiyán. ¿Cómo pueden reintegrarse las comunidades armenias en Azerbaiyán, cuando en ese país se fomenta la armenofobia desde su Gobierno, en los medios de comunicación e incluso en los colegios?

0-21 de septiembre de 2023: El contingente ruso de paz evacúa a la población de las localidades sometidas a los bombardeos.

A resultas del bloqueo y posterior agresión azerí, en Nagorno-Karabaj ha desaparecido toda actividad económica. Miles de personas se han quedado sin trabajo, sin poder abonarse salario alguno. Un dinero que tampoco serviría al estar los estantes de las tiendas, todavía abiertas, vacíos. Los hospitales están colapsados y sin medicinas: son cientos los heridos a consecuencia del último ataque del ejército azerí. Mujeres, niños y ancianos hacen largas filas para comprar pan, fruta o verdura. Pueden ser decenas de kilómetros los recorridos a pie para encontrarse tiendas y farmacias vacías. Por todo ello, las autoridades de Nagorno-Karabaj se vieron obligadas a emitir cupones para los productos alimenticios más básicos… La amenaza de hambruna es real.

Veamos, por último, las cifras que reflejan la realidad de Nagorno Karabaj:

120.000 personas se encuentran privadas de todos sus derechos fundamentales. 20.000 ancianos no pueden moverse por falta total de transporte público. 30.000 niños viven en sufren de desnutrición y falta de alimentos. 270 niños no pueden regresar y reunirse con sus familias en Nagorno-Karabaj. 2.000 mujeres embarazadas no tienen acceso básico a la atención médica. 9.000 personas discapacitadas están privadas de atención médica adecuada. 4.700 y 8.450 enfermos crónicos, de diabetes y enfermedades circulatorias, carecen de sus imprescindibles medicamentos. Como consecuencia de todo ello, se ha duplicado la tasa de mortalidad en Nagorno-Karabaj en los últimos 9 meses. Por otra parte, la inexistencia de medicamentos, desinfectantes y otros productos de higiene, encamina a la población al riesgo de diversas epidemias. Tres personas han muerto de hambre por el bloqueo y asedio de Nagorno Karabaj. Treinta y seis personas han muerto únicamente durante el ataque a gran escala del pasado 19 de septiembre.

Estas cuestiones humanitarias, únicamente, pueden resolverse mediante la intervención de la comunidad internacional antes de que se consume una limpieza étnica de este pueblo. En palabras de sus representantes electos: «Este es un crimen planeado deliberadamente, impulsado por la voluntad obvia de un genocidio. Las autoridades de Azerbaiyán provocaron deliberadamente el bloqueo del corredor de Lachin, sabiendo que esto conduciría a la muerte gradual de toda la población de Nagorno-Karabaj, optando por continuar con este curso de acción que después desembocó en el ataque deliberado contra la población civil de Nagorno Karabaj».

Los llamamientos desde la comunidad internacional, diversos países, organizaciones humanitarias, etc., no han sido efectivos al desoírlos sistemáticamente el gobierno totalitario de Ilham Aliyev. Si se quiere evitar, in extremis, un genocidio en pleno siglo XXI, es urgente la imposición de sanciones internacionales al Gobierno y líderes de Azerbaiyán, lo que facilitaría la permanencia en sus hogares milenarios de los armenios de Armenia y Nagorno Karabaj.

Azerbaiyán, observando que la Comunidad Internacional tolera –cuando no ignora simplemente- todas las atrocidades cometidas durante la guerra del 2020 y sus posteriores actuaciones, viene endureciendo su política orientada a la limpieza étnica: no sólo en Nagorno Karabaj, también en el resto de Armenia. Recordemos que desde septiembre del 2022, el ejército azerí ha ocupado posiciones en territorio nacional armenio, perpetrando sucesivos ataques armados e incluso filmando el asesinato de prisioneros desarmados. Todo ello significa que de la impunidad nacen otros crímenes aún más graves; incluso crímenes de guerra.

La prevención de esta catástrofe humanitaria es responsabilidad fundamental de todas las organizaciones y países democráticos del mundo; especialmente de Naciones Unidas. Es imprescindible su actuación conjunta para prevenir otro genocidio del pueblo armenio, después del sufrido hace un siglo; en lugar de recordarlo cuando ya sea demasiado tarde.

El autor es presidente de la Asociación Armenia Ararat