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la carta del día

No todo vale

No todo valeGobierno de Navarra

Desde hace años hemos visto como ha ido avanzando el sin hogarismo en todo Europa. Es un fenómeno que se ha ido advirtiendo desde el tercer sector, asociacionismo y técnicos. Además en Pamplona a este fenómeno se ha sumado una nueva casuística. Se ha situado a Pamplona como un punto referente tanto de migración de nueva llegada a nuestro país como de migración que ya llevaba bastante en el Estado. Esto crea una nueva realidad a la que hay que atender y trabajar en ello.

Es sano que la sociedad quiera apoyar esas realidades. Es lícito que se organice para exigir que se atiendan a estas personas de la manera más humana posible. Y es muy positivo que se ponga el foco en esta realidad tantas veces olvidada. Lo que todos deberíamos saber a estas alturas de la vida es que el fin no justifica los medios. Y que hay que tener un poco de perspectiva y saber que los actos tienen consecuencias, por muy bien intencionados que sean. No vale cargar contra las trabajadoras de este sector. No se puede entrar en las amenazas, presiones o chantajes. Personas que han decidido hacer de su vocación su profesión, aunque a veces se cometan errores.

No vale engañar a la sociedad para defender una causa. Exagerar los datos, dramatizar las historias, o incluso teatralizarlas para conseguir un titular impactante o una repercusión mediática. Es algo deleznable. Son vidas y realidades lo bastante duras como para entrar en este juego. 

No vale, entre otras acciones, orientar a las personas a que acudan sistemáticamente a Urgencias, exagerando dolencias, con el fin de conseguir informes. Saturar un sistema ya colapsado en pos de unas reivindicaciones sociales. Indicar a los profesionales lo que tienen que poner en sus informes. Podrían considerarse prácticas de quienes ya han perdido el rumbo en sus fines.

Y por último pero quizás lo más importante, no vale jugar con los sueños y aspiraciones de las personas más necesitadas. Apoyarles no significa mentirles sobre la realidad. Hacer promesas que ni las asociaciones, ni la sociedad ni las instituciones a día de hoy pueden cumplir, tiene un matiz perverso.

Por todo esto pido a los políticos a los que corresponda que aborden esta alarmante situación, pero desde una perspectiva seria. Arropando a los profesionales que trabajan en este sector y basándose en sus criterios. Conociendo la realidad y no dejándose llevar por lo mediático. Que los recursos no sean asignados a dedo por la presión, sino en pos de criterios técnicos, proyectos y transparencia. Hay mucho que hacer en este sentido pero hagámoslo de una manera profesional, seria y humana.