Hoy se celebra, por primera vez, el Día de la Medicina Interna, coincidiendo con la fecha en la que se fundó la Sociedad Española de Medicina Interna, el 8 de febrero de 1952.

El médico internista es el médico especialista hospitalario transversal, que contempla al paciente con una visión global e integradora, formado en los fundamentos científicos de la medicina, capaz de realizar la prevención, diagnóstico y tratamiento no quirúrgico de enfermedades en adultos. Según la Unión Europea de Médicos Especialistas, el internista es responsable del cuidado del paciente con enfermedades complejas, tanto en el hospital como en la comunidad, con una visión centrada en el paciente, basada en la evidencia científica y comprometida con los principios éticos y holísticos de la práctica médica.

Dados los avances médicos que se han producido en las últimas décadas, tanto en prevención de enfermedades, como en diagnóstico cada vez más precoz y en el tratamiento de enfermedades más complejas, la sociedad actual presenta un envejecimiento creciente. Este aumento de la esperanza de vida genera, a su vez, un incremento de la pluripatología en las personas, cada vez más longevas.

De ahí la creciente importancia de la Medicina Interna, debido a su enfoque total en el tratamiento del paciente, no en cada una de sus enfermedades, convirtiendo a la persona en el eje central de su asistencia.

Como dijo Sir William Osler: “Es más importante qué tipo de paciente tiene la enfermedad, que el tipo de enfermedad que tiene el paciente”.

El eslogan principal de este día es “Siempre a la vanguardia”, porque como médicos integradores podemos ser el eje coordinador de otras especialidades para, de este modo, maximizar los recursos en torno al paciente, aportando los cuidados óptimos que necesita.

En el Hospital San Juan de Dios de Pamplona-Tudela, la mayoría de nuestros especialistas en Medicina Interna se localizan en la Unidad de Cuidados Subagudos y Cronicidad, donde atendemos a los pacientes de forma holística, no sólo en cuanto a las enfermedades que puedan presentar (patología cardiovascular, respiratoria, renal, metabólica, infecciosa, neurológica, etcétera) sino también, procurando su máxima recuperación funcional, así como a nivel social, facilitando los recursos disponibles ajustados a las necesidades de cada uno de ellos.

En línea con la visión global que aporta nuestra especialidad, una ventaja añadida de nuestro centro, vinculada a su pertenencia a una organización con valores integradores, es la asistencia espiritual y emocional que ofrece a los pacientes que lo requieren o solicitan. Un aspecto que completa la idea de proporcionar cuidados en todas las dimensiones, con la finalidad de optimizar al máximo la calidad de vida de nuestros pacientes.

La Unidad de Recuperación Funcional es otro de los servicios donde ejercen algunos de nuestros compañeros internistas, un área enfocada a pacientes que requieren una rehabilitación más intensa. A la vez, otros de nuestros colegas prestan su atención en la Unidad de Cuidados Paliativos, donde estabilizan a pacientes con patologías crónicas complejas avanzadas o les acompañan, junto a sus familiares, en situaciones de final de vida. Porque uno de los pilares de la Medicina Interna es la versatilidad y la visión integradora que podemos aportar en todos los servicios asistenciales y todas las patologías.

Con estas palabras queremos apoyar a todos los compañeros internistas (también del resto de especialidades) en este primer Día de la Medicina Interna, para que nuestra profesión sea visible y podamos seguir contribuyendo a este gran árbol de la vida en la mejora de la calidad de la existencia de nuestros pacientes.

*La autora es jefe clínico de la Unidad de Cuidados Subagudos y Cronicidad del Hospital San Juan de Dio, en representación de todo el equipo de especialistas en Medicina Interna del centro