El Gobierno de Navarra acaba de aprobar el inicio de las negociaciones con el Gobierno de España para formular una propuesta común de reforma de la Lorafna, con el objeto de que Navarra asuma en exclusiva la competencia en materia de tráfico y circulación de vehículos a motor. De esta manera, se acude a una de las vías específicas que, según el Tribunal Supremo, dispone la Comunidad Foral de Navarra para asumir la citada competencia.

Sin embargo, aunque la competencia de tráfico se acuerde entre los gobiernos de Navarra y España y sea votada favorablemente por la gran mayoría de miembros del Parlamento de Navarra, el PP sostiene que vetará la reforma de la Lorafna en el Senado y, además, afirma que el citado veto impedirá que Navarra asuma las competencias de tráfico.

Que nadie se alarme, la afirmación popular es premeditadamente falsa. Lo cierto es que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional es clara y taxativa en el procedimiento legislativo, el Senado sólo puede vetar o enmendar las leyes. Y, en este caso, el veto de la mayoría absoluta del PP a la Lorafna lo puede levantar la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados y, consecuentemente, la norma quedaría aprobada.

Lamentablemente, estamos ante un ejemplo más de la manera que tiene la derecha de hacer política. Resulta irónico que las formaciones políticas que dan lecciones permanentes de constitucionalismo son los primeras en manipular y vulnerar el contenido de la Constitución. En este sentido, cabe recordar que el PP lleva más de 1.900 días en rebeldía constitucional al negarse a renovar el CGPJ, tal y como obliga la Constitución, asegurándose así que el citado órgano continúe compuesto por una mayoría conservadora. Recientemente ha impuesto con su mayoría absoluta una reforma del reglamento del Senado claramente inconstitucional, únicamente para satisfacer sus intereses partidistas. Y la pregunta que surge es clara, ¿qué legitimidad tiene el PP para recriminar a otras formaciones o a ciudadanos el cumplimento de las normas si es el primero en incumplirlas?

La alianza del retroceso que mantienen la derecha y la extrema derecha está impregnando las formas políticas de la derecha convencional. La actividad parlamentaria de la derecha está plagada de injurias (cada vez más zafias), deslegitimaciones de los resultados electorales (cuando le son desfavorables), calificaciones de enemigo o traidor al adversario político, estigmatizaciones a determinados sectores de la sociedad o la difusión de bulos o mentiras.

Se trata de una forma de hacer política que me parece peligrosa por un doble motivo:

Por un lado, porque la polarización resulta negativa para la convivencia pacífica y democrática y deteriora las instituciones, como pudimos ver en Estados Unidos y Brasil.

Por otro lado, trata de hurtar el debate sobre las cuestiones que realmente interesan a la ciudadanía. Me refiero a la calidad en el empleo, el futuro de la industria, el acceso a la vivienda, la mejor educación, el reimpulso a la atención primaria, la igualdad o la cobertura de las personas más vulnerables. En otras palabras, la derecha crea continuas cortinas de humo para esconder su postura contraria a la subida del salario mínimo, la reforma laboral, la revaloración de las pensiones, la lucha contra el cambio climático, etcétera.

Creo que la derecha debe reflexionar, sobre todo en este debate que trata sobre la Lorafna, norma que regula el autogobierno de Navarra. Entiendo que resulta necesario abandonar los vetos y que las distintas formaciones políticas lleguemos al máximo consenso posible para que Navarra asuma una competencia histórica amparada por la Constitución.

El autor es senador socialista por Navarra